Vivimos en plena era de la información. Los minutos, más que en segundos, bien se podrían dividir en datos y datos generados. Eso obliga a concentrar cada vez más y más archivos en espacios cada vez más reducidos. Los últimos avances en este campo han tenido como resultado una tecnología capaz de almacenar la totalidad de la historia de la humanidad en el bolsillo de tu pantalón. Si, ya es real. No hablamos de un futurible.
Los padres de este descubrimiento han sido un grupo de investigadores pertenecientes a la Universidad de Southampton, en el Reino Unido. Este grupo de trabajo se ha dedicado a mejorar una técnica anunciada hace cuatro años por la que utilizando pulsaciones de láser de femtosegundos de duración era posible inscribir datos binarios en la estructura nanométrica de algunos cristales de cuarzo.
360 terabytes durante 14.000 millones de años
En 2012, las ‘porciones’ de cuarzo eran capaces de guardar unos 40 MB de información en una superficie similar a un CD. Ahora este proceso es capaz de concentrar 360 TB de datos durante 14.000 millones de años frente a los 300 millones de años que se conseguía cuando la técnica era aún rudimentaria.
En definitiva, que si hubiésemos tenido una memoria basada en esta tecnología esta hubiese podido sobrevivir intacta desde el Big Bang. Ahora, además, la información se concentra en piezas de cuarzo minúsculas, la mitad de una moneda de dos euros.
El precio de esta tecnología, aseguran sus creadores, no es muy elevado. Al fin y al cabo es cuarzo. Los datos se registran como os decimos mediante un sistema de láser que con un proceso ultrarrápido produce impulsos extremadamente cortos e intensos que escribe el archivo en tres capas nanométricas separadas, ahí va, por una distancia equivalente a una millonésima de metro.
Memoria de cuarzo: prácticamente eternas
Dada su naturaleza, sus creadores aseguran que esta memoria de cuarzo son increíblemente resistentes. Podrían soportar temperaturas de hasta 538 grados centígrados o temperaturas extremadamente frías. A una temperatura de 190 grados, estiman su vida en unos 13.8 millones de años, así que esta memoria de cuarzo, a temperatura ambiente podría tener una vida útil prácticamente ilimitada.
Sus creadores aseguran que puede ser una forma muy estable y seguro para crear memorias portátiles, que serían de gran utilidad para museos, bibliotecas, gobiernos, administraciones públicas para preservar su información a salvo.
Imaginaos si se aplican estas técnicas a las memorias de los smartphones. Podríamos disfrutar de capacidad ilimitada de almacenamiento en nuestros dispositivos.