El enfoque para que un robot aprenda suelen ser los propios humanos: pueden tratar de imitar lo que hacemos, ser programados por sus responsables para saber cómo desenvolverse, o incluso aprender el porqué de cada acción que hacemos gracias a los avances en inteligencia artificial. Todavía queda mucho camino por recorrer, pero estamos más cerca que nunca para conseguirlo.
Lo que no habíamos visto hasta ahora eran robots capaces de aprender de otros robots, máquinas enseñándose a sí mismas para conseguir nuevos objetivos. Puede que algo así sea el principio de toda una revolución robótica, eliminar la dependencia de los débiles humanos, pero Google ya está probando a hacerlo con la ayuda de las redes neuronales convolucionales.
Redes neuronales para hacer aprender a las máquinas
Probablemente os habréis quedado igual al leer el último término, pero es algo sencillo de comprender: son redes neuronales artificiales, algo a lo que ya nos hemos acostumbrado a escuchar, donde las neuronas se organizan como el córtex visual de los animales. En otras palabras, estas redes crean una especie de «visión artificial» para las máquinas, y gracias a esto, pueden reconocer imágenes y formas.
Los investigadores de Google las está utilizando, conectadas a 14 brazos robóticos, para que fuesen capaces de aprender la coordinación mano-ojo por sí mismas, sin la intervención de sus creadores. El desafío era que aprendieran a agarrar objetos por sí mismas, sin ayuda, y como podéis ver en el vídeo que está debajo, el experimento ha sido un éxito.
Las máquinas, para aprender a agarrar los diferentes objetos, están «imitando» el comportamiento de un niño de entre 1 y 4 años: prueba y error en combinación a una red neuronal. Es como cuando un niño pequeño aprende a hacer algo viendo a otras personas y probando, pero con brazos robóticos en vez de niños.
Un robot puede aprender de otro robot
Los investigadores comentan que, después de que los brazos lo intentaran más de 800.000 veces, observaron que los robots se hacían más inteligentes por sí solos. Además de volverse mejores al agarrar objetos, aprendían a fijar los dedos del brazo según las necesidades de la tarea, e incluso apartar otros objetos para coger el que querían. Todo sin que los investigadores tuvieran que intervenir en el proceso.
La idea detrás de todo esto es que un robot sea capaz de interactuar con objetos que no haya visto nunca, para los que no tengan instrucciones en su programación. En otras palabras, superar la barrera entre hacer algo porque están programados para hacerlo, y empezar a evolucionar por sí solos, pudiendo completar tareas para las que nunca habían sido preparados.
¿Cuánto tiempo nos queda para ver desaparecer la barrera que diferencia a robots de humanos en cuanto a comportamiento se refiere?