Con la popularización de los dispositivos móviles inteligentes y la conexión a Internet, la privacidad vuelve a ser un tema candente entre las preocupaciones de los ciudadanos. En nuestro smartphone cada día almacenamos más información personal, y nos interesa mantenerla a buen recaudo.
El derecho a la privacidad no solo se ciñe a que la gente no pueda ver nuestra última conexión en Whatsapp o que nuestras fotografías no se hagan públicas en Internet sin nuestro consentimiento, sino que también abarca otras áreas que no siempre se cumplen, como por ejemplo, la de ser rastreado por la Policía.
El caso de Kerron Andrews
Tal y como leíamos en The Intercept, no son pocos los registros de localización que la policía realiza sin consentimiento. Conocemos los detalles de un caso histórico en las cortes de Maryland, en el que el juzgado ha anulado las pruebas de la policía por violar la cuarta enmienda de la constitución de los Estados Unidos.
El caso se centra alrededor de Kerron Andrews, sospechoso de un tiroteo en el que hubo tres heridos durante el año 2014. Durante la investigación, la policía pidió autorización para acceder a los registros telefónicos del usuario. A pesar de que los permisos fueron concedidos, la policía presentó como pruebas un registro de localizaciones, utilizando un Stingray.
Qué es un Stingray
Un Stingray es un aparato de radio capaz de interceptar las ondas que emiten los teléfonos en un determinado área, como si se tratase de una falsa antena de telefonía. Mediante este artefacto, la policía es capaz de tomar sin permiso las ondas emitidas de los teléfonos para determinar su ubicación sin permiso de sus usuarios.
Se trata de un dispositivo que genera bastante controversia. La policía de Baltimore afirma haberlo utilizado 4300 veces desde 2007 para cazar sospechosos de actividades delictivas. Si mediante esta herramienta de espionaje han sido capaces de detectar que Kerron Andrews podría ser el culpable ¿por qué el tribunal ha desestimado las pruebas?
La policía no debería seguir nuestra ubicación sin pruebas ni órdenes judiciales
Las pruebas contra Kerron Andrews han sido desestimadas por un simple motivo. La policía pidió una orden para obtener el registro de llamadas telefónico, pero en lugar de usarlo como prueba, presentaron informes de espionaje que vulneran la privacidad de la persona en cuestión.
En un juicio, las pruebas presentadas deben de ser obtenidas por vías legales, ya que cualquier otro método puede representar un abuso de autoridad por parte de la policía. El uso de Stingrays para espiar la ubicación de las personas sin orden judicial significa que cualquiera de nosotros ahora mismo podría estar siendo espiado por la policía por el simple hecho de tener nuestro teléfono conectado.
El derecho de la libertad
A raíz de este caso, el departamento de justicia ha determinado que en próximos casos las autoridades podrán utilizar los Stingrays, pero nunca de forma ilegal, por lo que será necesario presentar una orden para acceder a los registros. Desde el Capitolio (donde se redactan las leyes en Estados Unidos) señalan con preocupación a este tipo de métodos, recalcando que «A pesar de que en pleno 2016 sea más fácil obtener información sobre las personas, no significa que esta información no deba tener menos valor ante la constitución«.
El tema de la seguridad y la privacidad es cada vez más importante, y las leyes deben seguir evolucionando acordes a los avances tecnológicos. Este tipo de casos en el que un sospechoso queda en libertad por uso de pruebas ilegales son importantes para recordar tanto al ciudadano como a las entidades legisladoras que no deberíamos ser sospechosos de un crimen por tener nuestro teléfono encendido.