Internet es un terreno casi místico en el que nos movemos sin apenas saber cómo funciona. Conectamos a través de unas tarifas que nos brindan acceso y navegamos por páginas y servidores ignorando el rastro que dejamos detrás. Creemos que, en cierta manera, somos libres navegando por la web o usando los distintos servicios que brinda Internet. Pero no es del todo así.
Mucho cambió Internet desde los primeros tiempos de ARPANET y después de que se crease la World Wide Web. Con la intención de ser libre y accesible a cualquier persona con independencia de su edad, estudios o nivel adquisitivo, podemos decir que Internet revolucionó el mundo moderno. Pero, como en todo, hasta las mayores revoluciones necesitan ciertos límites.
Gobiernos, empresas, operadoras… Demasiado pastel
Sigamos con la idea de la libertad en la red y de su neutralidad. Existen formas de ser anónimo en Internet, pero no es algo que convenga a quienes brindan acceso ni a quienes lo controlan. Sin ánimo de ser paranoico: Internet es actualmente un inmenso negocio lleno de posibilidades.
Los lobbies comerciales y gubernamentales tienen demasiado peso. Esto ha hecho que Internet resulte cada vez menos neutral. Como decía antes, son necesarias ciertas normas para atajar el boyante cibercrimen; pero esto no es excusa para que se restrinja la libertad del internauta y su privacidad.
A pesar de que Internet creciera con la idea de ser libre, su acceso está demasiado acotado
Desde el momento en el que nos conectamos a Internet estamos vigilados. Cookies, el rastro que deja nuestra IP, los servicios que utilizamos, las webs a las que accedemos y que, a su vez, leen nuestras cookies, IP y datos de navegación. Esto resulta necesario para mantener ciertos servicios de la red, pero también redunda en un enorme beneficio con nuestros datos.
Todos los gobiernos han ido, e irán, cortándole las alas a la Red. En los más democráticos los límites no serán tan visibles; mientras que los ciudadanos de países opacos ven cómo restringen el acceso a herramientas tan básicas como el email y las redes sociales. Por «fortuna» para quienes vivimos en Europa, parecía que la comisión mantendría la neutralidad en Internet; aunque los matices son demasiado grandes como para decir abiertamente que se manifieste esa «neutralidad».
Publicadas las líneas de Neutralidad de la Red para Europa
Ya llevábamos tiempo hablando de las recomendaciones que se estaban fraguando en la Comisión Europea sobre el mercado de las telecomunicaciones, especialmente en la relación de los servicios tipo WhatsApp con las operadoras. Hoy 30 de agosto de 2016 se publican las líneas definitivas para la Neutralidad de la Red. Y marcan la línea a seguir por los reguladores en caso de conflicto.
El documento de 45 páginas publicado hoy intenta evitar las restricciones aplicadas por los proveedores de servicio a sus usuarios. Marca las pautas para que no se discrimine por el tráfico de Internet ni por su uso. En teoría, los proveedores de servicio o ISP no podrán bloquear la conexión ni ralentizarla. Sería una aspiración completamente neutral de no ser por el «pero» introducido.
Los principios detrás de la normativa son defendibles; la manera de aplicarlos no
Los proveedores tendrán la facultad de interrumpir el servicio o de dificultarlo en el caso de que así resulte necesario. ¿Qué quiere esto decir? En principio va dirigido a aquellas situaciones en las que se puede sufrir colapso por exceso de tráfico o de usuarios conectados; además de por razones de seguridad. En la práctica, cualquier empresa podría alegar sus motivos para restringir el acceso.
Los puntos clave que debes saber
45 páginas de documento son muchas páginas. Además, las líneas de actuación son todo menos claras y concisas; dejando espacio demasiado ancho para la interpretación. A eso me refería que la Neutralidad de la Red no es precisamente neutral si los operadores tienen la puerta abierta a actuar de manera ambigua.
Los puntos más importantes son los siguientes:
- El usuario tendrá libre acceso a la red sin que exista ni bloqueo ni ralentización en las aplicaciones (no como le ocurría a Netflix con Movistar, por ejemplo).
- Los proveedores de servicio no pondrán trabas en el acceso; aunque sí podrán hacerlo si estiman que resulta imprescindible.
- Los tres supuestos por los que se podrá intervenir la conexión son: si existe una orden judicial, para garantizar la seguridad de la red o en caso de congestión de las conexiones.
- De haber un corte o ralentización, los operadores deberán dar cuenta a los servicios reguladores de su país.
- Los operadores no podrán primar una aplicación (WhatsApp con datos ilimitados fuera de la tarifa, por ejemplo) mientras el rastro del tráfico se restringe.
- De existir «zero apps» o aplicaciones que entran dentro de las tarifas, el operador deberá dar cuenta a los reguladores.
- Cafeterías, hoteles y otros establecimientos privados sí podrán limitar el acceso a las redes.
Existirá neutralidad hasta que existan razones para lo contrario
Se esperaba mucho de esta nueva regulación, el intento es loable. Desde Europa se lanza el mensaje de que el internauta está más protegido contra los abusos y de que se garantizará la calidad de su servicio. Siempre debe existir alguna excepción; pero que los proveedores pongan límites en base a su criterio no me parece demasiado neutral.
Es un paso más y seguro que se continuará avanzando. Los proveedores de Internet seguirán brindando sus servicios tratando de potenciarlos al máximo; aplicaciones como WhatsApp o Facebook Messenger buscarán apoyos entre las operadoras ahora que Europa las ha puesto oficialmente en el punto de mira con la regulación; y los usuarios… Bueno. Buscaremos la mejor conexión a Internet posible pagándola a uno de los precios más caros de Europa.
Más información BEREC, PDF con las líneas de Neutralidad en la Red