Así evolucionaron las tarjetas SIM: de enormes a invisibles
La SIM sufrió un largo camino desde que empezó siendo del tamaño de una tarjeta de crédito a las virtuales de la actualidad. Esta es su evolución.
5 junio, 2017 20:29La SIM sufrió un largo camino desde que empezó siendo del tamaño de una tarjeta de crédito a las virtuales de la actualidad. Esta es su evolución.
Si hay algo que caracterice a la tecnología es su afán por hacerse más potente y cada vez más pequeña. Asistimos a una carrera por la miniaturización sin que por ello se pierdan prestaciones, más bien al contrario. Y esto es algo que afecta a todos los componentes, tarjetas SIM incluidas. ¿Tanto han evolucionado? Con decir que antes se insertaba la tarjeta completa, tipo tarjeta de crédito…
La tarjeta SIM ha sufrido muchos cambios, tanto exteriores como internos, pero su funcionamiento no ha variado desde que se implementara el estándar GSM. La SIM identifica al número en la red y al dispositivo que la tiene alojada. También ofrece servicios añadidos y almacenamiento, tanto de contactos como de SMS y otros datos.
Hagamos un repaso por la tarjeta SIM, desde los primeros tiempos a los actuales: así ha evolucionado un componente que está condenado a desaparecer, al menos de forma física.
Tarjeta SIM original: idéntico tamaño a la tarjeta de crédito
Imagen de Wikipedia
La telefonía móvil digital, iniciada con el sistema GSM (Global Service Mobile o Servicio Global Móvil), necesitaba una manera de identificar a los usuarios con su número de teléfono y dispositivo. Desde el principio se quiso liberar al teléfono de su identificador en la red para evitar la dependencia que sufría la generación analógica anterior; de ahí que se apostara por una tarjeta física que permitiera el cambio de compañía o de teléfono sin complicaciones: solo había que mover la tarjeta.
Por extraño que pueda parecer ahora los primeros teléfonos móviles que fueron compatibles con el estándar GSM albergaban espacio para insertar la tarjeta SIM al completo. Esto es, la tarjeta del tamaño similar a las de crédito, tal y como nos la manda la operadora. Las primeras no ofrecían ningún tipo de troquelado; también los móviles eran enormes.
Recuerdo haber vivido esta época con el Panasonic de un conocido que mantenía el sistema de inserción completa cuando la mayor parte de fabricantes había mudado a las más prácticas mini SIM. Trasladarnos a esas fechas provocaría un contraste enorme entre los dispositivos usados entonces y los de ahora. También en los servicios, por supuesto. Aunque, a nivel interno, la tarjeta SIM no ha cambiado prácticamente nada, tampoco lo ha hecho la eSIM virtual.
Como ejemplo, el Motorola 7500 usaba la SIM en su formato completo, el llamado «full size». La imagen superior es de CNET, de la review que le hicieron al móvil. Aquí puedes ver cómo se insertaba la SIM según el manual del Motorola 7500.
La SIM completa se introdujo en 1991 con un tamaño de 85.60 x 53.98 mm. Seguía la misma norma que las tarjetas bancarias.
Tarjeta mini SIM: adiós al engorro de insertar una tarjeta completa
El cambio entre una tarjeta completa y una mini SIM supuso una reducción enorme. Y no solo de la tarjeta en sí, que ahora venía troquelada, también de los móviles. Puede parecer enorme en comparación con la nano SIM actual, pero la micro SIM supuso una enorme revolución. Y solo con recortar el plástico sobrante.
La mini SIM se introdujo en el año 1996. Tiene un tamaño de 25 x 15 mm; con idéntico grosor: 0,76 mm. Dicho grosor no variará hasta la nano SIM.
Tarjeta micro SIM: la más manejable de todas
Con cada recorte en el tamaño de la tarjeta SIM asistíamos a una reducción doble: la de la propia tarjeta y también el menor tamaño del dispositivo que la alojaba. Y llegando a la micro SIM alcanzamos el límite: era manejable y tampoco ocupaba demasiado espacio.
La micro SIM hizo su aparición cuando los móviles pasaban de ser ladrillos a reducirse al máximo posible. Se aprobó en el año 2003, pero no vimos dispositivos con ella hasta abril del 2010. El primero fue el iPad original; el primer smartphone fue el iPhone 4.
El tamaño de la micro SIM era de 15 x 12 mm.
Tarjeta nano SIM: llegando a la frontera del chip
¿Que hay que reducir más? Nos encontramos con un límite: el chip de la tarjeta. Una de las características de la SIM, con independencia de la versión, es que es retrocompatible: podemos usar una nano SIM en un móvil con SIM completa. Aunque eso sí, necesitaremos un adaptador, algo que todos hemos ido acumulando con el tiempo (o basta con usar la tarjeta que nos mandó la operadora).
La nano SIM es complicada de manejar y muy fácil de perder. Perfecta para reducir el zócalo pertinente al máximo, este modelo de tarjeta también se introdujo en el mercado de la mano de Apple. Concretamente, en el iPhone 5 de septiembre de 2012. Apple se dio prisa: el estándar se aprobó por la GSM a comienzos del 2012.
La nano SIM tiene un tamaño de 6 x 5 mm. El grosor se reduce por primera vez en la historia de las SIM hasta los 0,67 mm.
Tarjeta eSIM: adiós a las bandejas y a los cambios
Caminamos a tener integrada la SIM en el dispositivo. Volveremos a los tiempos de las comunicaciones analógicas donde no había que insertar ninguna tarjeta, pero sin que por ello perdamos la posibilidad de cambiar de compañía sin perder el dispositivo. Aunque eso sí, no será tan fácil como hasta ahora.
Los fabricantes demandan todo el espacio del interior de sus dispositivos para hacerlos más potentes sin que pierdan autonomía ni engorden, por lo que el zócalo de la SIM estaba condenado a desaparecer. Junto con el conector de auriculares y, quién sabe, también el puerto de conexión con el ordenador y carga.
La SIM no ha cambiado por dentro por más que sí lo haya hecho por fuera. Sigue ofreciendo la misma manera de identificarse en la red manteniendo espacio para los contactos y otra información personal que podemos intercambiar entre dispositivos sin perderla. Estos datos han perdido el sentido con la nube y el almacenamiento de los smartphones, la posibilidad de mudar de operadora se mantiene con el mismo interés que antaño.
A la eSIM aún le queda unos años para llegar de manera masiva, pero ya es una realidad: para el 2018 será obligatorio que los vehículos europeos puedan conectarse con los servicios de emergencias en caso de accidente (sistema eCall). El salto al resto de dispositivos no se hará esperar mucho.