Cuando Apple presentó el iPhone X se confirmó que realizaba un movimiento arriesgado al dejar de lado su exitoso Touch ID en favor de una nueva forma de seguridad biométrica que se llamó Face ID.
Con esta tecnología el iPhone X se volvía a diferenciar de sus principales competidores, que seguían apostando por los sensores de huella y que miraban a un futuro en el que también estaba esa tecnología, en forma de sensores bajo la pantalla.
Pero parece que este futuro ahora no está tan claro una vez Apple ha demostrado las ventajas que podría tener usar un sistema de reconocimiento facial en 3D más allá del poder desbloquear los móviles.
El analista Ming-Chi Kuo, de la consultora KGI, ha publicado un informe en el que apunta a que los grandes fabricantes de móviles Android han empezado a plantearse si a medio plazo no será mejor utilizar sistemas de escaneo facial en sus terminales que seguir apostando por los sensores de huellas.
Una mejora sustancial, no incremental
Cuando se empezaron a usar los sensores de huellas de forma masiva en móviles eran los terminales de gama alta los que podían presumir de llevarlos. Esto los hacía diferenciarse de los terminales más económicos. El tiempo ha pasado y actualmente es muy raro ver un nuevo modelo, del rango de precios que sea, no usar esta tecnología.
Si los fabricantes apuestan por implementar los sensores de huellas bajo la pantalla los consumidores percibirían esto como un pequeño paso adelante, desde los actuales sensores. Sin embargo, si se adoptara una nueva tecnología la diferenciación entre la gama alta y la baja sería mucho mayor.
Por otro lado los principales fabricantes tendrían un elemento con el que diferenciarse de las marcas menores, al menos durante unos años.
La carestía de paneles OLED
Otra ventaja que supondría el uso de los escáneres faciales en vez de los sensores de huellas bajo la pantalla es que se podría usar cualquier tipo de panel, LCD y OLED.
Esto no es así en el caso de los sensores que se prueban bajo los paneles dado que sólo la tecnología OLED permite usarlos, al menos de forma sencilla.
Combinando esta necesidad con la carestía de paneles ahora que todas las marcas quieren usarlos en sus móviles vemos cómo hay un nuevo motivo para optar por el reconocimiento facial en vez del dactilar.
Más allá de la seguridad
Por último, pero no por ello menos importante, la implantación de los sensores faciales abriría la puerta a nuevas funciones. Apple ya lo mostró en el evento de presentación del iPhone X cuando enseñó los Animojis, emoticonos que podían usar nuestra cara para reproducir expresiones y muecas.
La realidad aumentada también se podría ver afectada positivamente por una presencia masiva de estos sensores, como también vimos en aplicaciones como Snapchat.
Ya hay varias empresas trabajando en ello
Ya hay empresas trabajando en soluciones de este tipo como Qualcomm/Himax, Orbbec, y Mantis Vision. De hecho la que más avanzada parece estar es la primera, que dado que está diseñada en parte por Qualcomm podría ser implementada de forma óptima en las soluciones de la empresa americana que actualmente domina el panorama de los procesadores móviles.
Ming-Chi Kuo apunta a que dentro de dos o tres años la cantidad de móviles con sensores faciales será dos o tres veces superior a la de terminales con sensores de huellas debajo de la pantalla.
Está claro que si bien ya avanzamos que Apple podría poner de moda la carga inalámbrica no quiere eso decir que el iPhone X no vaya a influir incluso de forma más acusada en el futuro de los móviles Android.