La industria automotriz está viviendo un momento similar al que vivió la de los smartphones hace casi dos décadas. Android y Google se están posicionando como los protagonistas del software dentro de los vehículos (con la excepción de Tesla) y ayer la firma de Cupertino nos demostró su visión para ello. El nuevo CarPlay es una apuesta tan fuerte por mejorar en este sector que ha dejado a Android Auto como algo arcaico.
Apple se acerca a Android Automotive
Recordemos que, al contrario que Apple, Google tiene dos aproximaciones diferentes a este sector. Por un lado tenemos Android Auto, que vendría a ser el equivalente a conectar un monitor externo a nuestro móvil. Simplemente interactuamos con una pantalla más grande usando los altavoces del coche.
Hasta ahora eso era lo que hacía también CarPlay que, al igual que Android Auto, requiere de un smartphone para funcionar.
La otra propuesta de Google es Android Automotive, un sistema operativo completo con sus propias actualizaciones y conexión a la red que se integra tanto en el vehículo que permite conocer parámetros de carga (en el caso de modelos eléctricos), controlar la climatización y mucho más.
Con la nueva versión de Apple CarPlay la compañía ha modificado el comportamiento de CarPlay para acercarse a esta idea de Google. Podrá integrarse tanto que modificará la interfaz por completo del coche, pudiendo elegir cada elemento de cada pantalla, independientemente de la forma de las mismas.
Android Auto debería evolucionar
Aunque Google tiene Automotive como propuesta avanzada, debería hacer que Android Auto fuera algo más potente de lo que es ahora. Es cierto que estamos a las puertas de una remodelación profunda con Coolwalk, pero seguro que no alcanza a lo que ha presentado Apple.
Cierto, no era la intención de Google, pero si a la compañía de Tim Cook le sale bien la jugada empezaremos a ver cómo la integración con CarPlay será un elemento crítico en la decisión de compra de un coche en Estados Unidos, al menos para los que busquen algo diferente a un Tesla.
Parece que se librará una nueva batalla de sistemas operativos dentro de los coches, como antes se libró en los relojes, teléfonos, tabletas y ordenadores.
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