Google Maps es la herramienta más útil para cualquier conductor o turista, especialmente cuando están viajando por una parte del mundo que nunca han visto; en esos casos, pueden consultar su móvil para comprobar dónde están, y cómo llegar a donde quieren llegar. Pero, si un usuario comprueba la app de Maps en Ceuta o en Melilla, puede que le sorprenda ver que no tiene claro si está en España o en Marruecos.
En efecto, si un usuario abre Google Maps y se dirige a la zona de Ceuta o a la zona de Melilla, verá que estas ciudades autónomas aparecen delimitadas por una línea gris discontinua. Es fácil ver que esa no es una línea normal, sólo con compararla con la línea que separa a España y a Portugal, por ejemplo; en ese caso, la línea es continua y de color negro en todos los puntos, separando ambos países de manera evidente. Por lo tanto, la línea discontinua es un indicador de que las fronteras mostradas no son definitivas, algo que puede parecer extraño para cualquiera que haya aprendido el mapa de España en el colegio.
¿Son españolas Ceuta y Melilla? El gigante de Internet ha decidido no responder a esa pregunta de manera clara y concisa, optando por difuminar las fronteras españolas en un intento aparente de contentar al gobierno de Marruecos. Pero ¿por qué ha tomado esa decisión y qué significa realmente la línea discontinua?
Cómo Google decide las fronteras
Pesando sobre sus hombros la enorme responsabilidad de mapear todo el planeta, es inevitable que Google se encuentre en situaciones peliagudas, en las que haga lo que haga, enfadará a millones de personas. No hay una manera más fácil de meterse en problemas políticos que dibujar mal una frontera o tergiversar el territorio de un país; por eso, la compañía siempre recula al más mínimo indicio de que una frontera puede ser polémica, protegiendo antes que nada sus propios intereses.
La propia Google explica los factores que influyen en la manera en la que las fronteras se muestran. Las líneas negras continuas sólo se muestran en el caso de que la frontera sea "indiscutible"; es decir, que todas las partes estén de acuerdo en la forma de la frontera. Google pone como ejemplo la frontera que separa Estados Unidos y Canadá, pero la frontera entre España y Portugal, y la de España y Francia, son también válidas; en todos esos casos, ambos países están de acuerdo y realmente no hay reclamaciones serias de un lado o de otro, así que Google muestra una línea continua.
También hay casos en los que una frontera se ha decidido entre todas las partes, pero aún así no se muestra de manera continua en Maps. Es el caso de las fronteras decididas por tratado, que aún no se han hecho ley y, por lo tanto, tienen el potencial de cambiar. Otro caso similar es el de la frontera de facto, que no se ha establecido de manera formal pero que todas las partes respetan en la práctica.
El problema de Ceuta y Melilla
La frontera entre Marruecos y España es diferente a todas esas. Google considera que esa es una "frontera discutida" y que, por lo tanto, debe mostrarla con la línea discontinua para indicárselo al usuario. Eso no significa necesariamente que Google considere que Ceuta y Melilla sean marroquíes; pero sí que considera que no existe el acuerdo internacional necesario para considerarlas de un lado o de otro.
Google se refiere, por supuesto, a la reclamación de la soberanía de Ceuta y Melilla de parte de Marruecos, que lleva realizando desde el mismo momento en el que declaró su independencia en 1956. Dado que España declaró ambas ciudades como españolas en la Constitución de 1978, después de décadas como los últimos restos del Protectorado Español de Marruecos, se da la situación de que ambos países reclaman la misma porción de terreno. Desde entonces, ambas ciudades han sido el principal frente en el enfrentamiento entre el gobierno español y el marroquí.
La línea discontinua es una solución que pretende resumir siglos de compleja historia, así que, evidentemente, no lo consigue. Pero esa no es la única opción que tenía la compañía; en otros casos, Google intenta contentar a ambos bandos cambiando los mapas dependiendo de quién los vea, siendo el caso más famoso el de Crimea.
Tras la anexión rusa de la península ucraniana en el 2014, Google tuvo la complicada tarea de esquivar la mirilla del gobierno de Putin, al mismo tiempo que evitaba la polémica en el resto del mundo. Su solución fue crear tres mapas diferentes, que se mostraban dependiendo de la localización del usuario. Si visitaba Google Maps desde Rusia, Crimea se mostraba como parte del territorio ruso, pero si se visitaba desde Ucrania, se mostraba como territorio ucraniano; por último, si se visitaba desde cualquier otro país, el borde de Crimea se mostraba con la misma línea discontinua que se usa en Ceuta y Melilla. Aunque hoy en día esa solución ya no se usa (Google no ofrece servicios en Rusia desde la invasión de Ucrania), al menos sirve para comprender que las líneas discontinuas de las ciudades autónomas es la opción "menos mala", ya que muestra con transparencia la decisión tomada por Google.
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