Mientras Microsoft está centrada en meter Inteligencia Artificial en Windows 11, es posible que esté dejando de lado problemas reales en el sistema operativo más usado en ordenadores en España. En los últimos meses han aparecido varios 'bugs', fallos en el código que están provocando dificultades para los usuarios; como por ejemplo, el fallo que hace que el ordenador se caliente.
Ese problema está presente en Windows 11 al menos desde el mes de mayo, pero Microsoft no ha conseguido solucionarlo aún; pero no es ni mucho menos el problema más longevo que tiene abierto. Según algunos usuarios de Reddit, el problema que Windows 11 tiene con los SSD es incluso más viejo, con los primeros informes datando del pasado mes de marzo.
En concreto, el síntoma del problema se nota con una caída impresionante en el rendimiento del almacenamiento; es decir, que la lectura y escritura de archivos se ha ralentizado y va mucho más lenta que antes. Esto se nota especialmente en sistemas que usan dispositivos SSD rápidos basados en el último estándar PCIe 4.0, pero afecta a todo tipo de sistemas.
El SSD va lento en Windows
El problema parece haber empezado con la instalación de la actualización KB5023778, lanzada el pasado mes de marzo. Desde entonces, cada vez más usuarios están reportando una caída en la velocidad de transferencia de archivos en sus unidades de almacenamiento, especialmente comparada con la velocidad que era posible cuando el equipo era nuevo.
El efecto de este problema varía mucho de usuario a usuario. Algunos llegan a afirmar que han perdido más de la mitad del rendimiento, pasando de velocidades de 7.000 MB/s a 3.000 MB/s después de instalar la actualización; aunque lo normal es perder entre 500 MB/s y 1.000 MB/s en lectura y en escritura. Esta reducción en la velocidad de transferencia tiene efectos inmediatos en el ordenador, especialmente a la hora de arrancar el sistema, de transferir archivos de gran tamaño, o incluso en las pantallas de carga de los videojuegos, que ahora son más largas.
Lo más frustrante de este problema es que Microsoft no ha realizado ninguna declaración pública al respecto, así que no está claro si en la compañía son conscientes de este problema, o ni siquiera saben que existe. Desde marzo, Microsoft ha lanzado cuatro actualizaciones de sistema, tres de ellas obligatorias por su importancia, pero ninguna parece haber solucionado el problema.
Por el momento, la única solución parece consistir en desinstalar la actualización KB5023778, además de todas las que fueron lanzadas después, aunque esto sea algo poco recomendable, ya que esas actualizaciones incluyen protecciones contra nuevas vulnerabilidades de seguridad descubiertas estos meses. Si aceptamos este gran riesgo, debemos abrir la Configuración de Windows, entrar en la sección "Windows Update" y buscar el botón "Desinstalar las actualizaciones"; se abrirá una ventana desde la que podremos elegir las actualizaciones que queremos desinstalar, si es que es posible en nuestro caso.