La fotografía se ha convertido en uno de los aspectos más importantes a la hora de comprar un nuevo móvil. La mayoría de los usuarios quiere un móvil con la mejor cámara posible, capaz de capturar las escenas que viven a diario con gran precisión y calidad, y están dispuestos a cambiar de marca para conseguirlo.
No es de extrañar, por lo tanto, que los fabricantes hayan echado el resto en el apartado de las cámaras. En los últimos años, hemos visto un crecimiento continuo en el tamaño de los sensores, la resolución y la mejora de las lentes; y no estamos muy lejos de que un móvil convencional pueda hacer mejores fotos que una cámara dedicada que cuesta tres veces más, por ejemplo.
Ahora, Oppo ha revelado cómo consigue esos avances; o mejor dicho, cómo comprueba que realmente son avances. Y es que conseguir una buena cámara es mucho más difícil que comprar el mejor sensor del mercado y ponerle una buena lente; especialmente hoy en día, cuando los algoritmos tienen un gran peso a la hora de crear la imagen final. Dos móviles iguales con el mismo ‘hardware’ pueden obtener resultados muy diferentes en la misma escena.
De ahí la importancia de las “cientos de pruebas” realizadas por OPPO en su laboratorio OPPO Intelligent Imaging Lab en Dongguan; porque tienen que comprobar que sus móviles realmente tienen la calidad fotográfica que prometen sus especificaciones, y realizar los cambios adecuados, muchas veces mínimos pero importantes. De nuevo, parece algo sencillo pero no lo es, con la compañía dedicando nada menos que 100 ingenieros a trabajos relacionados con el procesamiento de imágenes.
El proceso implica definir una función clave de la cámara y optimizarla de manera continua hasta que se consigue el resultado deseado, usando 150 rondas de pruebas de imagen que se centran en aspectos como el color, el brillo, la nitidez y el ruido. Claro, que para el usuario medio un móvil capaz de crear fotos perfectas en un entorno controlado no sirve de mucho; al fin y al cabo, nunca se va a encontrar condiciones perfectas cuando use el móvil en la ‘vida real’. Por eso, las pruebas realizadas por OPPO se basan en escenarios reales y los usos más habituales que le dan los usuarios. Eso incluye el uso de dos zonas diferentes, una con luz artificial y otra con luz natural, asegurándose que el móvil es capaz de capturar las fuentes de luz más comunes.
En total, se usan 16 escenas realistas en las que normalmente podemos tomar una foto, como un restaurante (con diferentes platos y por lo tanto colores), el vestíbulo de un hotel, una sala de karaoke y un bar con una compleja iluminación ambiental. Para asegurarse de que las fotos se toman correctamente y sin diferencias de ángulos o movimientos, los ingenieros usan robots completamente automatizados, que toman fotos en 500 puntos de los escenarios. De esa forma, las 75.000 fotos se pueden comparar y obtener el mejor balance posible para el ‘hardware’.
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