España tiene una alta tasa de penetración de smartphones, con prácticamente toda la población usando uno. Es cierto que no todos los rangos de edad usan las mismas aplicaciones, pero sí que lo utilizan en su día a día. El perfil de comprador puede variar, y no es lo mismo comprar un móvil para los abuelos que hacerlo para los adultos.
Un perfil de usuario que cada vez crece más es el de los adolescentes o preadolescentes, siendo ese el momento en el que es más común que se introduzca la posesión de un smartphones, más allá del uso puntual que los niños más pequeños puedan hacer del móvil de sus padres.
La edad a la que es recomendable comprarle un móvil a un niño puede variar, aunque lo normal es que sea entre los 12 y 14 años. Pero independientemente de la edad hay que tener en cuenta ciertos factores a la hora de elegir un terminal, tanto a nivel de hardware como de software.
¿iPhone o Android?
Es cierto que España es un país en el que la tasa de penetración de iOS es mucho más baja que en otros estados como Alemania, Japón y, por supuesto, Estados Unidos. Pero lo curioso es que, si nos ceñimos a la edad de hasta 20 años, la inmensa mayoría de usuarios querrá un iPhone por encima de un Android.
Obviamente aquí entra en juego el presupuesto de cada familia, pero más allá de eso es aconsejable que el adolescente use el mismo sistema operativo que sus padres, a no ser que sea factible saber utilizar los dos de la misma forma. Esto es importante a la hora de establecer controles, saber qué hace el niño, etc.
Por descontado, hay opciones en ambos sistemas de 400 euros y otras de 1500 euros, pero también es posible optar por móviles reacondicionados o usados y no por modelos nuevos. Pese a todo, es más importante que los padres sepan usar el móvil de sus hijos que al contrario.
Control parental
El segundo punto está relacionado con el primero. Cuando se le da a un adolescente un móvil por primera vez es muy importante que los padres sepan lo que hace con él. No se trata tanto de leer sus mensajes sino de saber con quién está en contacto, qué aplicaciones sigue, con qué influencers se identifica...
Para limitar la exposición a contenido que no sean apropiados para su edad, es importante establecer una suerte de controles, mediante las herramientas que los sistemas operativos tienen. Se puede establecer un tiempo de uso, limitar el tipo de aplicaciones que se pueden usar, etc. Android tiene un sistema llamado Family Link que permite centralizar todo esto desde el móvil de los padres, contando incluso con un modo para adolescentes.
Gran batería y carga rápida
Pese a que no es adecuado que los adolescentes pasen muchas horas usando el móvil, la realidad es que una buena autonomía será algo necesario, sobre todo para que no tengan la excusa de que no han contactado porque el móvil se ha quedado sin batería. Obviamente, cualquier móvil es susceptible de quedarse sin batería, pero con una pila de mayor amperaje esto es más complicado.
Algo parecido pasa con la carga rápida. Si el móvil dispone de un sistema más potente será menos probable que el teléfono se quede sin energía, si en pocos minutos es viable llenar la batería, sin tener que esperar una hora y media o más pegado al enchufe.
La funda es obligatoria
Aunque los adolescentes no son tan descuidados como los bebés o los niños pequeños, es mucho más probable que un móvil se les caiga a ellos que a los adultos, por una merca cuestión de tiempo de uso. Por eso es muy recomendable ponerle no sólo una funda, sino también un cristal templado.
El tipo de funda ya es algo muy personal, pero será adecuado una que resistiera los impactos y que no fuera muy resbaladiza. Esto puede condicionar la compra de algunos modelos para los cuales no es especialmente fácil encontrar una funda. En cambio, para otros, como el iPhone, móviles de Xiaomi o Samsung, hay miles de opciones diferentes.
Tarifas y WiFi
Algo a tener en cuenta es que el tener un móvil implica, al menos normalmente, tener que contratar una tarifa de datos, de prepago o de contrato. Es una buena idea limitar al inicio los GB de la misma para que el uso del smartphone no sea ilimitado.
Por otra parte, el control de la conexión a la red WiFi de casa también se puede realizar mediante horarios, limitaciones de conexión a ciertas webs, etc. Todo esto depende de cada adolescente, del uso que haga del móvil y de lo que los padres quieran limitar su utilización del móvil.
Redes Sociales
No todas las personas usan las mismas aplicaciones, pero hay un tipo que es especialmente peligroso, a la vez que potencialmente positivo, para los adolescentes: las redes sociales. La mayoría de plataformas no permite que se creen perfiles en las mismas por debajo de los 16 años, aunque algunas lo limitan a los 13 años. Algunas incluso han empezado a limitar el uso a adolescentes.
El uso de las mismas, el control de los perfiles o el saber qué contenido se ve en cada una es posiblemente una de las cosas que más tiempo demande a los padres, pero también una de las más importantes en la educación digital de sus hijos. Aplica también a otros dispositivos, como los ordenadores, pero los adolescentes no suelen usarlos, ni de lejos, tanto como el móvil.
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