Si usas productos de Google, siempre existe la posibilidad de que la compañía anuncie su muerte un día cualquiera; eso es cierto con todas las compañías tecnológicas, pero en Google parece formar parte de su cultura empresarial. Es un riesgo que todos los usuarios ya deberían tener en cuenta y que ha dado lugar a más de un ‘susto’, como cuando se rumoreó que Gmail iba a cerrar.
Google nunca ha tenido miedo de cerrar un producto o un servicio en nombre del progreso; sin importar quiénes y cuántos sean los perjudicados. Normalmente suele presentar una alternativa, aunque no siempre está a la altura del servicio cancelado; un ejemplo reciente es el cierre de Google Podcasts, que aún tiene funciones que no están presentes en su sustituto, YouTube Music. El de Hangouts y Google Chat es otro ejemplo reciente.
Ahora, se repite la historia con el cierre de Google Fit; concretamente, de su API, el conjunto de instrucciones que los desarrolladores pueden usar para crear apps y dispositivos que se conecten al servicio. Después de bloquear el acceso a nuevos desarrolladores el pasado 1 de mayo, la compañía ha confirmado el cierre completo del servicio el 30 de junio de 2025.
Adiós a Google Fit
La API de Google Fit fue lanzada en el 2014, como respuesta a la plataforma de Apple para el Apple Watch. La idea era la misma, fomentar que los desarrolladores creasen apps y dispositivos que se conectasen a la nube de Google para gestionar los datos de salud de los usuarios. Al guardar los datos de nuestros ejercicios, sesiones de fitness, frecuencia cardíaca, estrés, sueño y más, en un solo lugar, el objetivo era que las apps pudiesen ayudar al usuario a tener su salud mejor controlada.
Sin embargo, en los últimos años la estrategia de Google con el fitness y la salud ha cambiado mucho. No sólo empezó a desarrollar otra plataforma separada, llamada Health Connect (Salud conectada), sino que en el 2021 Google compró a Fitbit, una de las mayores plataformas independientes del sector; así, Google se ha encontrado con que tiene nada menos que tres servicios que hacen lo mismo, reunir información de salud en un solo lugar para que sea accesible por los desarrolladores (aunque lo hacen de manera diferente).
Así que la muerte de Google Fit era inevitable, pese a las consecuencias. Cuando Google ‘apague’ los servidores, inmediatamente todas las apps y dispositivos conectados a la plataforma dejarán de funcionar correctamente; ya no podrán subir los datos de salud a la nube, y en algunos casos, su funcionalidad quedará muy limitada porque no podrán acceder a esa información.
Aunque Google Fit no es muy popular, sí que ha recibido soporte de muchas apps de salud y muchos fabricantes lo han usado en sus pulseras inteligentes y dispositivos relacionados con la salud, como básculas conectadas que envían automáticamente el dato del peso. Esos dispositivos dejarán de funcionar el 30 de junio de 2025; en algunos casos, podrían seguir funcionando sin subir los datos, pero en otros, no servirán para absolutamente nada y se convertirán en basura electrónica.
Para evitar esto, Google ha anunciado un proceso de migración a Health Connect; pero hay dos problemas. Para empezar, Health Connect está disponible sólo de manera limitada, en dispositivos con Android 14 en adelante, por lo que muchos usuarios serían abandonados; pero, además, Health Connect no es un sustituto real de Google Fit, ya que no ofrece almacenamiento de datos en la nube (según Google, por privacidad).
Así que los desarrolladores se verían obligados no sólo a pasar a otro servicio, sino a crear su propia plataforma en la nube para mantener las mismas funcionalidades. En la práctica, es mucho más probable que la mayoría no se moleste y que estos dispositivos simplemente dejen de funcionar de un día para otro.