Google empezó el 2024 con dos misiones importantes para su navegador Chrome. Primero, quería acabar con las cookies completamente, sustituyéndolas por un nuevo sistema que prometía ser más privado y seguro. El mes pasado, Google tuvo que dar marcha atrás y mantener las cookies de terceros en Chrome, por la polémica que había generado el nuevo sistema.

Ahora le toca el turno a otro movimiento polémico: el fin de muchas extensiones de Chrome. Hoy, la compañía ha confirmado que ha puesto en marcha el plan para adoptar el nuevo Manifest V3, que terminará a principios del 2025; la pelota ahora está en el tejado de los usuarios y los desarrolladores.

En concreto, el cambio supone el fin de soporte de Manifest V2, las herramientas disponibles para los creadores de las extensiones. Serán sustituidas por Manifest V3, una nueva versión que impone serias limitaciones a lo que pueden hacer las extensiones; un cambio que oficialmente se ha hecho en nombre de la seguridad y la privacidad, y no sin razón.

Las extensiones de los navegadores siempre han sido uno de los mayores peligros potenciales para el usuario. Tienen acceso a todas las páginas que visitamos, incluyendo información como números de tarjeta de crédito o mensajes privados; sólo en la última década, se han descubierto cientos de extensiones maliciosas de ese tipo. Para luchar contra esta amenaza, navegadores como Chrome ya imponen limitaciones y funciones como los permisos, pero no es suficiente.

Manifest V3 no sólo busca tapar agujeros de seguridad, también añade nuevas funciones como soporte de reproducción de contenido en segundo plano. Pero la parte más polémica, sin duda alguna, está en las nuevas limitaciones que tendrán las extensiones, y que hacen que muchas, directamente, dejen de funcionar.

Icono de Google Chrome sobre un móvil El Androide Libre

A nadie se le escapa que una de las ‘víctimas colaterales’ de este cambio son los grandes enemigos de Google: los bloqueadores de anuncios y de rastreadores. Manifest V3 ha sido calificada como “dañina para la privacidad” por la EFF (Electronic Frontier Foundation), una de las mayores ONGs de derechos digitales del mundo; afirma que el nuevo sistema limita las capacidades de las extensiones de privacidad que bloquean rastreadores. La EFF denuncia un “conflicto de intereses”, ya que la propia Google es la responsable del 75% de los rastreadores en el millón de páginas más visitadas de Internet; en otras palabras, sugiere que Google tiene un interés económico en que esas extensiones de privacidad no funcionen.

Para defenderse, Google reaccionó aumentando los límites que tendrán este tipo de extensiones, que ahora podrán contar con 330.000 reglas estáticas de bloqueo, y podrán añadir 30.000 más de manera dinámica durante la navegación. Además, ha prometido que los bloqueadores serán aprobados más rápidamente en la tienda de extensiones de Chrome.

Esta rama de olivo parece haber dado algunos resultados; Google afirma que el 85% de las extensiones ya tienen versión Manifest V3. Entre estas se encuentran versiones de algunos de los bloqueadores de anuncios más populares, que funcionan pese a las limitaciones. Sin embargo, esa cifra necesita contexto: sólo se refiere a las extensiones que están siendo mantenidas de manera activa, por lo que muchas extensiones que llevan años sin recibir actualizaciones dejarán de funcionar.

Eso parece haber sido suficiente para que Google arranque el proceso de migración. A partir del 3 de junio, los usuarios de extensiones V2 empezarán a ver un aviso de fin de soporte, aunque podrán seguir usándolas. Estas extensiones viejas también empezarán a desaparecer entonces de la tienda de Chrome.

De manera gradual, y a lo largo de los próximos meses, estas extensiones V2 serán deshabilitadas de todas las instalaciones de Chrome de manera automática; durante un tiempo, los usuarios podrán volver a activarlas, pero llegará un punto en el que serán borradas completamente. Cuando eso ocurra, Chrome mostrará un enlace a la tienda para que el usuario encuentre extensiones parecidas. La única excepción son las empresas, que podrán seguir usando extensiones V2 por sus necesidades especiales.

Con todo, el objetivo de Google es terminar esta transición a principios del año que viene; por lo que el proceso debería durar seis meses aproximadamente. La gran pregunta es si Google ha hecho lo suficiente para convencer a usuarios y desarrolladores de no pasarse a otros navegadores como Firefox, que mantendrán el soporte de Manifest V2 al mismo tiempo que adoptan el nuevo V3.