La lucha contra la piratería está cambiando de objetivo. Mientras que las páginas de descarga directa son cada vez menos populares al ser bloqueadas rápidamente en España y otros países, los usuarios están optando por el uso de servicios de IPTV pirata para ver partidos de fútbol sin tener que pagar una suscripción (o al menos, pagar menos).

Algunos de estos servicios piratas pueden tener tanto éxito como un servicio legal; esta misma semana se dio a conocer el arresto de los responsables de un servicio de IPTV pirata que contaba con más de 14.000 usuarios, que generaron unos ingresos de más de 5 millones de euros en menos de diez años.

Sin embargo, la mayoría de los actos de piratería tienen una escala muy inferior; de hecho, en muchas ocasiones estas ‘organizaciones piratas’ no son más que individuos con los conocimientos necesarios para acceder o crear estos servicios ilegales y que intentan sacar provecho. Ese es el caso de una curiosa sentencia fallada esta semana en Liverpool, donde un hombre de 41 años ha sido condenado por vender dispositivos modificados para acceder a canales pirateados.

En concreto, el responsable ofrecía dispositivos Fire TV de Amazon, que compraba en masa y modificaba con la instalación de apps configuradas para conectarse automáticamente a un servidor pirata. Estos dispositivos “cargados” ofrecían acceso a canales de televisión como Sky o TNT Sports, incluyendo eventos deportivos como partidos de fútbol, películas, y series de televisión.

No estamos hablando de un ‘pez gordo’ de la piratería ni nada parecido; aunque no se ha revelado la cantidad de clientes que contrataron el servicio pirata, el condenado obtuvo 130.000 libras “a lo largo de varios años”, indicando que no tenía muchos clientes. La levedad de la sentencia, que ni siquiera incurre una multa ni compensación monetaria a los propietarios de los derechos “por la situación personal del acusado”, indica que no era una gran operación.

De hecho, el condenado ni siquiera tendrá que pisar la cárcel, al recibir una condena de prisión suspendida de dos años; aunque no se salvará de las 150 horas de trabajos forzados. Muy diferente del casi millón de euros de multa por vender aparatos IPTV que se falló en España.

Sin embargo, esa es precisamente la razón por la que este caso ha llamado tanto la atención: porque que la prioridad de la organización que realizó la denuncia, FACT, ha sido “enviar un mensaje claro” antes que dar un gran golpe contra la piratería. El mensaje es evidente: vender dispositivos modificados para ver contenido pirata es ilegal, sin importar la magnitud del delito.

Y es que el condenado no contaba con una red de ventas como otros servicios pirata; en vez de eso, él mismo se encargaba de ofrecer el producto en grupos de WhatsApp y Facebook, incluso en ocasiones por contacto directo en persona. Aunque parezca algo inocente, un ‘truco’ compartido entre amigos para ver fútbol más barato, esta sentencia demuestra que no lo es.