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Finalmente, Google ha cumplido su amenaza. El año pasado, el gigante de Internet anunció un extenso cambio en su navegador Chrome que iba a suponer el fin de algunas de las extensiones más descargadas. Pese a las críticas de usuarios y desarrolladores de extesiones, ya no hay marcha atrás, y la compañía ha empezado a aplicar las nuevas reglas con mano de hierro, caiga quien caiga.

Los usuarios ya están notando los efectos de las nuevas reglas; al abrir Chrome, el navegador les muestra una ventana emergente en la que les avisa que algunas de sus extensiones han sido desactivadas de manera automática. Este proceso es gradual y se activará poco a poco para todos los usuarios; los que aún pueden seguir usando las extensiones verán un mensaje en la Configuración que advierte que "dejarán de admitirse próximamente", y que deberían buscar alternativas. 

Por último, los desarrolladores de las extensiones afectadas han confirmado que ya están siendo borradas de la Chrome Web Store, la tienda de extensiones de Chrome, y que por lo tanto, dentro de poco ya no será posible instalarlas. De esta manera, se culmina uno de los cambios más polémicos que Google ha anunciado, después del fin de las cookies de terceros; pero a diferencia de aquel caso, en esta ocasión Google ha decidido seguir adelante, pese a la gran cantidad de críticas y al riesgo de que perder cuota de mercado frente a otros navegadores.

Para entender la razón tras estos cambios, hay que explicar que todas las extensiones de los principales navegadores usan una API, un conjunto de instrucciones que les permite ejecutarse dentro del navegador y realizar cambios a la página web y a la interfaz del programa. Hasta ahora, Chrome usaba Manifest V2, igual que Firefox y otros rivales; pero hace años Google presentó Manifest V3; una nueva versión que incluye importantes mejoras en la seguridad que evitan que las extensiones puedan obtener nuestros datos privados, ejecutar virus dentro del navegador, y afectar negativamente a la experiencia. 

Al adoptar Manifest V3, Chrome ahora limita mucho más el alcance de las extensiones y lo que pueden hacer; así que es menos probable que una extensión de Chrome maliciosa pueda hacer daño. Sin embargo, estos cambios tienen víctimas colaterales: las extensiones más potentes que necesitan ese acceso al navegador y a la página para poder funcionar. Hablamos de extensiones como bloqueadores de anuncios, bloqueadores de rastreadores, protectores de privacidad, y extensiones que permiten al usuario ejecutar código personalizado para modificar la página.

A nadie se le escapa que Google se beneficia mucho de este cambio que ha impuesto en Chrome. La compañía ha llegado a donde está gracias a la gran cantidad de datos que obtiene de los usuarios, que le permite ofrecer publicidad altamente personalizada y atractiva. Con un 65,74% del mercado de navegadores web, según datos de Statcounter, Chrome de repente va a permitir que Google y otros anunciantes obtengan más datos que nunca del navegador de miles de millones de internautas, que ahora estarán menos protegidos frente a estos métodos de rastreo.

Chrome ya desactiva extensiones no compatibles y recomienda alternativas El Androide Libre

Hay que aclarar que Google ha trabajado con la comunidad de desarrolladores en los últimos meses para aliviar el impacto en los usuarios; por ejemplo, cuando desactive nuestras extensiones, Chrome recomendará otras parecidas y que siguen estando disponibles. Y sí, también está recomendando bloqueadores de anuncios, aunque menos potentes que los que ha borrado. Además, la compañía ha aliviado algunas de las limitaciones más duras que había impuesto inicialmente.

Sin embargo, nada de eso ha sido suficiente para que las extensiones más populares se salven. Algunos desarrolladores han lanzado versiones 'Lite' de sus extensiones, más limitadas en lo que pueden hacer pero con la misma funcionalidad; pero muchos otros dejarán que su extensión sea eliminada, ya sea porque técnicamente no sea posible crear una versión 'Lite', o como protesta ante los cambios.

El usuario ahora tiene dos opciones. Puede buscar versiones 'Lite' de sus extensiones favoritas, si existen, e intentar usarlas; para mucha gente, eso puede ser más que suficiente; pero ya hay usuarios descontentos que han optado por la segunda opción: cambiar a otro navegador que siga siendo compatible con sus extensiones favoritas. Firefox, por ejemplo, ya ha anunciado que mantendrá el soporte de extensiones Manifest V2, y con una cuota de apenas del 2,71% es el que más esperanzas tendrá de que Google se haya disparado en el pie con esta decisión.