Shenzhen (China)
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China se ha posicionado desde hace muchos años como la fábrica del mundo, en parte por una fuerte apuesta por zonas con reglas económicas propias como Shenzhen. Esto ha hecho que la costa oriental del país se haya desarrollado de manera espectacular en las últimas décadas, exportando a prácticamente todos los países del mundo, entre los que España tiene una buena posición dada su localización estratégica y la aceptación social de sus ciudadanos a los productos provenientes de ese país.

Esto es especialmente señalado en la industria tecnológica, como demuestra que prácticamente la totalidad de las fábricas de móviles estén en este país. Y no sólo las de marcas chinas, sino también las de otros fabricantes como Apple. Y ahora esa industria está ampliándose a otros sectores como el de la automoción.

No es casualidad que marcas como VIVO hayan apostado por este mercado para desembarcar, hace ya unos años, en Europa. A principios de 2020 el fabricante aterrizaba en España tras el éxito de otras apuestas como la de Xiaomi. La empresa ha estado aumentando su exposición y, sobre todo, invirtiendo en publicidad dado que todavía muchos usuarios no conocían su marca. De ahí la apuesta por el fútbol como buque insignia de su estrategia de marketing.

Esta compañía ha celebrado recientemente en Pekín un evento en el que ha presentado el VIVO X200 Pro, un terminal de gama alta que hemos podido probar en la capital china y que puede suponer un antes y un después en el apartado de fotografía con zoom. También se han presentado dos modelos más que, por ahora, parece que no van a llegar a los mercados europeos, el VIVO X200 y el VIVO X200 Pro Mini.

EL ESPAÑOL - El Androide Libre ha tenido la oportunidad de asistir a dicha presentación pero también a una visita a las fábricas de la empresa junto a su sede central, en Shenzhen. En este recorrido hemos podido comprobar cómo es el proceso de fabricación de un móvil, desde el ensamblaje de su placa base hasta el empaquetado final antes de entrar en la cadena de distribución a nivel mundial.

Una fábrica de alta tecnología

No es este el primer viaje que realizamos a una fábrica de teléfonos móviles, pero sí es uno en los que hemos visto una tecnología más avanzada. El edificio en el que hemos estado constaba de más de 35.000 metros cuadrados en los que había nada menos que 30 líneas de producción.

La automatización de las diferentes partes del proceso era elevada, aunque variaba en función de los requisitos. Aún con el impresionante número de robots trabajando integrando piezas o moviendo palés de un lado a otro de la fábrica, el número de personas en las líneas de producción era notable. Con todo, la eficacia de las líneas de producción era mayúscula, pudiendo producir en su conjunto un móvil cada 11 segundos.

Línea de producción vivo Shenzhen (China)

Todo el proceso está controlado desde el inicio al final, con un sistema de toma de datos que almacena nada menos que 100.000 variables en la producción de cada teléfono móvil. De esa manera, cada móvil tiene asociados parámetros como el tiempo de producción, los resultados de pruebas, qué máquinas de procesamiento han intervenido, las identificaciones de empleados, los parámetros del proceso, temperatura, humedad...

La parte más precisa del trabajo la realizan robots que son capaces de unir hasta 23 componentes por segundo en algunas partes de la cadena de producción. La ingente cantidad de piezas usadas en cada móvil hacen que sea extremadamente importante la comprobación de que no haya fallos. Esto se hace de manera mecánica con robots que usan cámaras y láseres y también de manera manual con personas que inspeccionan ciertos elementos.

Un robot fabricando un móvil vivo Shenzhen (China)

Estas líneas de producción están trabajando en todo momento, con los operarios haciendo diferentes turnos para poder mantener el ritmo de fabricación constante. Cada cierto tiempo, cuando hay un nuevo modelo, una línea se transforma adaptando los requerimientos para cambiar la producción de un móvil a otro, con los cambios que eso implica en los componentes usados pero también en los criterios de resistencia, tamaño, etc.

Pruebas de resistencia

Una vez que los dispositivos han sido fabricados acaban siendo embalados en una de las partes de las líneas de producción. De esta manera, se empaquetan en palés que son enviados a las tiendas de todo el mundo. Pero parte de los dispositivos no acaban en las tiendas, sino en el mismo edificio, para las pruebas de resistencia.

Para comprobar que no ha habido problemas en una serie concreta, o en la producción de una línea, se seleccionan diferentes unidades que son utilizadas para comprobar la resistencia de diferentes formas. Por ejemplo, se usan algunas para realizar tests de caídas, para comprobar la resistencia de todas las partes externas e internas del dispositivo. También se comprueban los botones, o si el móvil se dobla de manera problemática cuando nos sentamos encima de él por error.

También hay pruebas de resistencia al agua y al polvo, en máquinas donde se someten a las diferentes unidades a tests muy exigentes. Incluso hay máquinas para comprobar que es posible usarlos en condiciones extremas, como altas o muy bajas temperaturas, de entre 40 grados bajo cero y 60 grados.

Todo el proceso de fabricación está extremadamente controlado para evitar que haya errores, pero también para controlar la entrada de polvo o partículas que puedan dañar los componentes, motivo por el cual los operarios, y los visitantes, han de llevar batas, cubre zapatos o gorras en todo momento.