Ayer martes un pequeño grupo de artistas filtraron el acceso a Sora en protesta por el trato que están recibiendo los creativos profesionales que están probando su IA sin una compensación mínima. OpenAI en respuesta ha suspendido el acceso a la herramienta que genera vídeos y que captó la atención de medio mundo por su enorme capacidad para crear clips.
La generación de vídeos con inteligencia artificial ha supuesto un varapalo para la industria cinematográfica y la dedicada a la producción audiovisual porque pone en peligros miles de puesto de trabajo, y de hecho incluso los actores que ponen sus voces y rostros a videojuegos ya hace meses salieron en protesta frente a la pujante industria dedicada a la IA, tal como reportó The Guardian.
La historia comienza con OpenAI dando acceso gratuito a Sora a cientos de artistas para que probasen su generador de vídeo basado en inteligencia artificial, pero cerca de 20 salieron al paso para mantener que la empresa se había aprovechado de su trabajo no renumerado y así acentuar el valor de marca de OpenAI.
Que una compañía esté valorada en 150.000 millones de dólares y tenga a centenares de artistas haciendo una labor no renumerada para probar bugs ha sido el caldo de cultivo para lo que justamente ha ocurrido hace unas horas.
Los artistas esgrimieron, según reporta The Washington Post, que ser seleccionados para que se proyectasen sus películas o cortos no les ofrecía realmente una mínima compensación en comparación al valor de marketing que recibe OpenAI. La protesta ha sido ofrecer Sora de forma gratuita durante tres horas hasta que OpenAI cerró repentinamente la interfaz y su acceso.
Niko Felix, portavoz de OpenAI, declaró que la compañía ha pausado temporalmente el acceso a Sora a los usuarios mientras estudia la situación. Felix mantiene que cientos de artistas han estado optimizando Sora en su versión alfa y han ayudado a la creación de nuevas funcionalidades y sistemas de protección. La participación era voluntaria y sin obligación de dar feedback o incluso utilizarla.
En la protesta no se dio acceso al código de OpenAI o cualquier información sensible, y simplemente se creó una página web que permitía a cualquiera hacer uso del acceso que había suministrado OpenAI para que los artistas pudiesen hacerlo de forma privada.
Un hecho inaudito en una industria en la que el secretismo es la base de muchos desarrollos y los que participan en pruebas alfa o beta suelen mantener silencio, por lo que es difícil encontrarse con una situación como la que se ha dado en estas horas atrás con Sora de OpenAI.
Hay otro punto importante para entender la perspectiva de la protesta y no va en relación con otras que se han dado desde distintos sectores de los medios audiovisuales, y es que este grupo de artistas clama que no están en contra del uso de la tecnología de la inteligencia artificial como una herramienta para las artes, según claman en la red Hugging Face.