Todos hemos sido testigos en los últimos años de la locura desbocada que se provocaba en cada nueva versión de Android y con esa locura también con la indignación que se provocaba tanto hacia fabricantes como hacia operadoras por la tardanza en que esa nueva versión fuera adoptada para sus terminales.
La fragmentación era y sigue siendo uno de los «problemas» de Android pero, con la última versión lanzada hace poco más de un mes esta locura se ha visto bastante refrenada y esto es por varios motivos.
Entre las principales características de Android 4.3 se pueden encontrar la interfaz de usuario de la cámara, los perfiles restringidos de usuario, o la mejora del Bluetooth y las librerías de OpenGL ES. A excepción de la interfaz de la cámara, el resto de mejoras se podrían considerar como una mejora en su código que no es apreciable en un primer momento en el teléfono y esto no es debido a que Google ande falto de ideas o de innovación sino que está dosificando estas mejoras en futuras versiones si no es posible hacerlo como desea que es lanzarlas de manera independiente mediante aplicaciones.
Con esto, el objetivo de Google es que las diferencias entre una versión y otra de Android no sea tan exagerada para no provocar ese choque de sentimientos de promotores y detractores provocados por la fragmentación en cuanto a Android en fabricantes y operadoras de telefonía móvil y un ejemplo es que, una vez lanzada la versión 4.3, solo una cuota del 6% es poseedor de esta versión y, sin embargo, en foros, blogs o medios habituales de Android apenas hay esa desesperación de la cual éramos testigos en el pasado con cada nuevo lanzamiento.
¿Para que se toman medidas contra la fragmentación?
En primer lugar y a pesar de que se le reste importancia, para los fabricantes de terminales no es fácil hacer el desarrollo de sus lanzadores personalizados, su hardware, sus drivers y sus componentes para mantener la compatibilidad con una nueva versión de Android y a poder ser sin sacrificar fluidez o experiencia del usuario de sus terminales. Una vez reciben la nueva versión de Android que son pocos días antes de su presentación al público, es necesario conocer estas mejoras, adaptarlas para sus terminales, reconstruir o modificar el código de sus aplicaciones propias para que funcionen con esta versión y por último, una vez hecho, facilitárselo a operadoras para que estas, a su vez, puedan modificarlo para sacar todo el provecho de sus propios servicios o sus aplicaciones preinstaladas en la ROM.
Durante todo este proceso, no solo pueden pasar semanas sino meses y si le añadimos que el dispositivo es impopular o antiguo, la decisión puede ser todavía peor, no sacar una nueva versión para el mismo ante la frustración de los usuarios que confiaron en ese modelo o fabricante.
¿La culpa de la tardanza es del fabricante?
Si pero no toda, hay que tener en cuenta la cantidad de partes que hay involucradas en la actualización de un terminal donde entran en juego, no solo el fabricante final del mismo sino también los fabricantes de los componentes (CPU, GPU, Sonido, etc) además de las operadoras, el conjunto de la tardanza de todos ellos que normalmente no están por la labor de realizar un trabajo sin tener un beneficio directo es lo que conlleva que esta tardanza se suela medir por meses.
Por estas razones presentadas, la solución que Google ha expuesto consiste en eludir el todo este proceso. Para empezar, las actualizaciones menores, por ejemplo, 4.0, 4.1, 4.2, etc. se ha visto que la innovación o mejoras entre unas y otras no son tan amplias ni grandes como para que merezca la pena volverse locos por tenerla así como evitar la sensación de abandono provocado por carecer de la última versión disponible de Android y es que, algunas mejoras son implantadas en las aplicaciones propias de Google como puede ser Gmail, Google Maps o Google+ entre otros y las que sean suficientemente grandes pero que puedan provocar esta ira, se reservarán para versiones mayores como por ejemplo la 4.4 KitKat o la 5.0
Durante el Google I / O fue una demostración de este concepto orientado principalmente a desarrolladores y a la disponibilidad de nuevas API y posibilidades evitando el protagonismo de nuevas opciones y mejoras de Android 4.3 como por ejemplo la potenciación y lanzamiento de Google Play Games disponible para Android de 4.0, el rediseño de Google Maps, Google Play Music, etc que serían actualizadas desde sus correspondientes aplicaciones, las nuevas API, el nuevo mensajero que sustituiría a Google Talk o la nueva opción de seguridad de control y borrado de terminales a distancia. Muchas de ellas actualizadas o instaladas en un segundo plano y otras actualizables directamente desde Google Play Store.
Desde luego, el principal núcleo que se ha potenciado y creado ha sido Google Play Services, la solución del problema causado por la versionitis evitando el malestar que se generaba en todos y cada uno de los lanzamientos de nuevas versiones para los no poseedores de teléfonos Nexus y es que la amplitud de compatibilidad de terminales con Play Store es lo suficientemente grande como para centrar las opciones de actualización de diferentes aspectos a través de esta plataforma:
El punto definitivo para conocer cual será la estrategia de Google para poner freno a la fragmentación será la futura actualización a Android 4.4 KitKat que promete mostrar una interfaz más depurada y «para todo el mundo» por lo que quizá el último flanco por cubrir por parte de Google sea evitar la obsolescencia tan rápida de los dispositivos menos potentes pero esto sería especular hasta conocer más detalles de lo que incluiría.
Otro ejemplo más claro es que Jelly Bean es el nombre utilizado en más subversiones de Android a diferencia de otras como Eclair, Cupcake, etc que se daba protagonismo incluso a las actualizaciones menores excepto en la versión 4.4 que sería renombrado como KitKat a falta de conocer más detalles sobre el calibre y tamaño de esta actualización
Fuente: Arstechnica