Muchos de nosotros hemos pensado en desarrollar una aplicación; en desarrollar esa idea que se nos ocurre que creemos que puede tener un éxito total.
Así que nos ponemos manos a la obra y lo primero que hacemos es entrar en la página de desarrollo de Android, descargarnos Android Studio y crear un nuevo proyecto, un Hola Mundo o similar a ser posible.
Programar sin saber programar, el error más común
Una vez hemos creado el proyecto, empezamos a escribir código en base a la estructura ya creada y a volar. ¿Seguro? Va a ser que no. Pronto empezamos a darnos cuenta que para empezar a programar lo primero es saber programar (y aunque parezca absurdo, conozco muchos casos de personas que han intentado hacer una app pensando que con leer un artículo ya sabrían programar).
Al darnos cuenta de esa carencia, empezamos a buscar lo típico en Google:
- Aprender Android desde cero
- Crea tu primera aplicación Android
- Android for dummies
- …
Saber programar no es sólo conocer el lenguaje, sino cómo está montada también la API con la que vamos a trabajar. Esto requiere tiempo hasta que entendemos los conceptos e ideas más importantes de la API en sí.
Programar sin saber qué programar, el siguiente error
Venga…Va…Ya sabemos programar. Ahora sí que sí…
Y las horas pasan y ahí seguimos, delante del ordenador, con una idea maravillosa, con los conocimientos técnicos, pero no tenemos ni idea de cómo abordar el problema. ¿Cómo empezamos la aplicación desde cero?
Normalmente estamos pensando ya en el resultado final, pero no en dividir el desarrollo en pequeños retos mucho más abordables, el famoso divide y vencerás (resolver un problema difícil dividiéndolo en partes más simples, tantas veces como sea necesario, hasta que resolvemos el problema principal).
Para evitar todos estos problemas, debemos pensar que desarrollar una app pasa por un ciclo de producción, donde hay 3 fases inevitables que pasar: la fase de pre-producción, la fase de producción y la de post-producción.
La pre-producción, la primera de las fases de desarrollo de una aplicación
Antes de empezar a escribir código, debemos tener claro qué necesitamos, qué queremos y cómo lo vamos a orientar. Para ello tenemos esta fase de pre-producción, en la cual buscamos tener una clara idea de cómo liderar todo el proceso de desarrollo.
Será en esta fase donde analicemos nuestros usuarios objetivo, para así pensar también en un posible plan de marketing. Además, deberemos realizar un análisis de mercados (posibles apps similares), del cual deberemos sacar conclusiones como las mejores características de un determinado competidor (y las peores).
Esto nos permitirá encontrar ese gap que queremos cubrir y nos llevará a la gloria.
Hecho esto, y siendo honestos, deberemos pensar que un proyecto como desarrollar una app se llevará tiempo y dinero. Y cuando nos referimos a dinero es porque quizá necesitéis contratar un desarrollador basándoos en sus trabajos previos (y no tanto en cuánto cobra). Es la única manera de distinguirse: con un producto de calidad.
La fase de producción, todo al servicio de la app
Pasada la fase de análisis y con todas las cartas sobre la mesa, llega la hora de la verdad, de ponerse a programar y desarrollar esa app que va a ser número uno en descargas (al menos, en tu casa).
Para ello, debemos escribir un código de calidad, que no sólo soporte las últimas versiones de Android, sino que sea compatible con versiones anteriores (bendita librería support), ya que si somos nosotros quienes ya de partida restringimos a los usuarios que llegamos, no podemos esperar un elevado número de descargas.
Para la consistencia del código, aplicar patrones de diseño, comprobar el diseño gráfico y la experiencia de usuario, así como hacer tests para nuestro código pueden convertirse en los elementos clave del éxito.
Todo ello añadiendo una fase en la cual paramos de programar para llevar a cabo fases de testeo y detectar todos los posibles errores y corregirlos antes de que sea tarde.
La fase de post-producción, clave en el éxito
Una vez tenemos la aplicación lista y con calidad suficiente como para ser liberada, llega la fase de la que muchos se olvidan.
Durante la post-producción, para empezar debemos estar seguros de haber llevado a cabo un System Test, que no es más que un testeo definitivo donde ponemos a prueba de balas la aplicación, la llevamos a su límite para ver si falla o no. Si encontramos problemas, toca bug fixing.
Durante este testeo, podemos incluso distribuir la aplicación en versión beta a una serie de usuarios para ver cómo se comporta y analizar el feedback que podemos recoger.
Tras esto, toca empezar todas las labores de marketing y promociones, a la par que publicamos la aplicación en Google Play.
Y tan pronto empecemos con las descargas, toca analizar los números de nuestra app para conocer como nadie lo que está ocurriendo.
Una serie de pasos que, todos juntos, nos llevarán a una robustez digna sólo de las apps que finalmente consiguen el éxito en Google Play.