Los teléfonos gaming se han convertido en algo muy popular en el mercado. Muchas marcas en Android nos han dejado ya con modelos que fueron mejorando de manera notable. Al principio eran el procesador o el tipo de refrigeración del teléfono los aspectos que más los diferenciaban de otros modelos, ahora es la tasa de refresco la más característica.
¿Qué es la tasa de refresco en los teléfonos? ¿Por qué tiene tanta importancia? Os contaremos todo sobre este concepto y la importancia que tiene en los teléfonos gaming actuales. Incluso en los móviles que no están destinados solo a juegos.
Qué es la tasa de refresco
Las pantallas, tanto de televisores, teléfonos móviles o monitores, dependen de un elemento encargado de los gráficos en la misma, que es la GPU; también conocida como Unidad de Procesamiento Gráfico. Cuando muestran imágenes, como en la reproducción de un vídeo, la pantalla se encarga de preguntar de manera constante a dicha GPU qué es lo que tiene que proyectar.
La frecuencia a la que cada pantalla carga una nueva imagen recibida desde la GPU queda indicada en la tasa de refresco. Se trata de una frecuencia que se mide en Hercios (Hz); que quiere decir cuántas veces se completa este proceso en un segundo. Por tanto, si nos encontramos con una tasa de refresco de 60 Hz, quiere decir que se realizan 60 actualizaciones en un segundo. Si es 120 Hz, lo mismo, 120 actualizaciones en un segundo.
La tasa de refresco es algo que ha ido ganando presencia o relevancia en el campo de los teléfonos. Durante mucho tiempo ha sido un elemento diferenciador en monitores y televisores, sobre todo en aquellos destinados a jugar. Esta situación se extiende ahora al mercado de los teléfonos móviles; donde se ha convertido en un aspecto de importancia.
Por qué es importante en teléfonos gaming
Cuanto mayor sea la cantidad de hercios de la pantalla quiere decir que esta se actualiza más veces en el mismo período de tiempo. En el caso de un teléfono gaming, pensado para jugar, esto cobra especial importancia ya que se necesita que la pantalla refleje cualquier cambio en el juego y que las animaciones y efectos sean lo más fluido posible. Resulta especialmente notorio en el caso de juegos donde tenemos que actuar con rapidez ya que cualquier mínimo cambio es importante.
Las diferencias comienzan a ser notables entre los teléfonos. Móviles «no gaming» han abrazado la tasa de refresco de 90 Hz (el OnePlus 7 Pro, por ejemplo; y se espera que también los Google Pixel 4); los gaming de 120 Hz tampoco son extraños; y tenemos el Black Shark 2 Pro con su panel táctil con tasa de 240 Hz (aunque su pantalla no tiene esa tasa de refresco).
Una mayor tasa de refresco ayuda a una mayor fluidez a la hora de jugar en el teléfono, también permite que las animaciones del sistema aporten mucha más fluidez y sensación de rapidez al smartphone. Aunque frecuencias tan altas no tienen por qué ser necesariamente buenas en todos los aspectos.
¿Es mejor una tasa de refresco mayor?
La experiencia a la hora de jugar suele ser mejor si tenemos una tasa de refresco mayor en la pantalla, esto es así, pero que un móvil disponga de una frecuencia tan alta no es sinónimo de que vaya a ser mejor en todos los campos. Ciertas animaciones y transiciones pueden hacerse irreales; y muy pocos juegos están adaptados a tasas de refresco altas, ni siquiera el propio Android. Y hay otro problema: cuanto más cambie la pantalla por segundo más batería se consumirá.
La experiencia también depende de las especificaciones del teléfono. Una pantalla puede tener una tasa de refresco de 90, 120 o hasta de 240 Hz, pero también debe poseer la nitidez, contraste y resolución adecuadas para transmitir la máxima calidad. Además, la GPU del dispositivo debe estar a la altura ya que es esta unidad de procesamiento la que se encarga de generar los gráficos con la frecuencia deseada. Esta es la razón por la que los móviles gaming suelen basarse en el procesador más potente del mercado. Esto explica también el alto precio de los smartphones para juegos.
La tasa de refresco de la pantalla es un factor que determina en gran medida la sensación de fluidez en los juegos, también permite reaccionar a cualquier mínimo cambio en pantalla (es imprescindible que la latencia táctil también sea mínima, otro aspecto que suelen cumplir los móviles gaming). Como hemos visto es un aspecto importante, pero esto no implica que no pueda jugarse correctamente en una pantalla «normal» de 60 Hz. Al final es el usuario quien debe priorizar sus necesidades.