Las vacaciones llevan consigo descanso, fiesta, comidas y fotografías. Al estar más tiempo fuera de casa se tiende a usar más las cámaras de nuestros móviles para inmortalizar los momentos en los que disfrutamos, sea solo o con compañía. Antiguamente las fotos siempre se hacían a otros, pero los smartphones han hecho que las autofotos sean casi algo inevitable.
Para que una foto que nos hagamos a nosotros mismos salga bien hay que tener bastantes cosas en cuenta. Algunos aspectos técnicos nos ayudarán a que la calidad de la imagen sea lo mejor posible, y otros aspectos harán que lo que se muestra esté más equilibrado. Ese es el motivo por el que muchas veces gustan ciertas imágenes y no otras.
Se partirá de la base de que todos los selfies se van a tomar desde el smartphone, independientemente de que vayamos a guardarlo en Google Fotos o la app de galería que se escoja o se vaya a compartir más tarde. La idea es que salgan lo mejor posible, sobre todo si los vamos a subir a redes.
Evita que salga el brazo
Un fallo de principiante es hacerse un selfie y que se vea el brazo extendido. Para evitarlo se puede usar un palo-selfie o bien acercar un poco más el móvil. Si queremos alejarlo se puede optar por usar el gran angular de la parte trasera y acercar el móvil.
En este caso se recomienda que el objeto de la foto esté en el centro, porque las cámaras que usan una lente gran angular tienden a deformar mucho los bordes, y eso en las caras se nota mucho. Dicho eso, se puede formar la imagen para que salga el brazo como elemento compositivo.
Esto es algo que se suele hacer en fotografía, conocer las reglas para luego romperlas. Es importante hacerlo de manera voluntaria, ya que sino se nota mucho y la imagen final sufre en calidad y composición.
Elige bien la cámara
Los móviles actuales tienen varios sensores, sobre todo en la parte trasera. Esto implica que podemos hacernos selfies desde todos ellos, aunque no sea lo más cómodo. El Samsung Galaxy Z Flip 5 es perfecto para esto por su pantalla externa, pero el resto no la tiene.
Aún así, si se quiere la mayor calidad de imagen, es posible que se opte por una de las cámaras traseras y no por la delantera. Si es así, hay que seleccionar o el angular o el gran angular, según el tipo de imagen que se busque. El teleobjetivo queda descartado en este tipo de fotos por la cercanía entre el sujeto y la cámara.
Piensa el encuadre
Otro aspecto a tener en cuenta es el encuadre. Esto es, la zona de la imagen en la que salimos: centrada, escorada a un lado, solo en la parte inferior... Todo esto hace que la composición de la imagen cambie, tanto que podrían resultar imágenes muy diferentes.
En los selfies lo normal es que se le dé protagonismo a la persona que se lo hace, pero no hacerlo llama mucho la atención, quizás compartiendo escena con algún elemento del jugar en el que estemos. Lo mismo se aplica a la idea de que no salga la cara entera, sino solo una parte, la mitad, etc.
El fondo es clave
Al igual que el encuadre es importante, también lo es el fondo que se escoja. Según lo que se quiera trasmitir se buscará uno más neutro o uno que muestre un paisaje que queramos destacar. Simplemente girando sobre nosotros mismos se puede cambiar por completo la esencia de una imagen.
A veces ayuda acercarse o alejarse de ciertos elementos o construcciones, que cambian el encuadre de la foto lo suficiente al modificar simplemente el fondo. Un ejemplo es estar en un acantilado y ver tierra en el selfie o acercarnos más para que sólo se aprecie el mar.
La luz es realmente importante
La luz es también uno de los elementos más importantes, porque no sólo permite que se aprecien bien las facciones de las caras, sino también da un matiz u otro a las imágenes. Lo más obvio es cuando se hacen selfies al atardecer, con unos tonos más cálidos.
También de noche es importante la luz, aunque por diferente motivo. Hay que ponerse enfrente de un punto de luz para que la cara se vea bien. O lo contrario. se puede optar por ponerse entre el sol y la cámara para hacer un selfie en el que sólo se aprecie la silueta de la cara, al estar a contraluz.
El flash lo carga el diablo
Aunque mucha gente tiene el flash en modo automático, no suele ser buena idea usarlo, porque da un tipo de luz que no suele quedar bien en las fotos. Seguro que muchos aún recuerdan las fotos de las cámaras digitales de principios de siglo, con esos flahes de Xenón que iluminaban, pero a qué precio.
Como excepción, podemos usar los flases de las cámaras de otros móviles como puntos de luz, para crear ciertas escenas o ambientes cuando otra persona se vaya a hacer un selfie. Esto es ya subir un poco el nivel, pero nunca está de más saberlo.
No mirar siempre a cámara
Uno de los fallos de mucha gente es creer que cuando te haces un selfie hay que mirar siempre a cámara. Muy al contrario, mirar hacia otro lado da a la imagen un valor diferente. Si combinamos eso con un encuadre distinto tendremos un selfie mucho más llamativo que los que se suelen tomar.
Al contrario que cuando nos hacen una foto, no es posible tomarla de espaldas, pero sí que podemos mirar hacia un lado, o arriba o abajo, y combinar eso con diferentes fuentes de luz, que den resultados diferentes. Probar cosas diferentes siempre es buena idea.
No forzar la pose
Salvo los profesionales que se dedican a ello, es más fácil sacar una imagen buena sin posar demasiado que forzando muecas y expresiones. la sonrisa tampoco es algo obligatorio, aunque no se trata de hacer fotos tristes, simplemente de encontrar lo que se quiera trasmitir.
Además, esto ayuda no dar una imagen falsa en las redes, si se ven a compartir las imágenes. El algo que se ha visto hasta la extenuación, selfies casi perfectos con poses surrealistas que solo sirven para que los demás se pregunten si eso es realmente real.
El temporizador es tu amigo
Si se ha optado por hacer una foto con la cámara delantera es fácil ver cómo vamos a salir. Si se elige una de las cámaras traseras es aconsejable usar el temporizador, lo que da la posibilidad de cuadrar la imagen, poner a pose que queramos y no intentar pulsar el botón a ciegas.
Algunos móviles permiten disparo con sonrisa, con la palma de la mano o con otros gestos, y eso también serviría. Otra opción es usar el modo ráfaga, aunque para los selfies no es lo más conveniente ya que el sujeto no se mueve en exceso.
Mejor arriba que abajo
Lo ideal es hacer la foto en vertical, en paralelo a nosotros, pero si tenemos que elegir, siempre es mejor un picado (de arriba abajo), que un contrapicado (de abajo arriba), pero cada técnica tiene sus pros y sus contras.
El motivo de esto es que un contrapicado siempre muestra más la parte inferior de la barbilla, la papada, y hace parecer que estamos más gordos de lo que podríamos estar en realidad. Con todo, siempre es posible forzar un ángulo que en teoría no favorezca para potenciar según qué fotografías e ideas.