La tecnología es algo que continuamente avanza a pasos agigantados. Lo que hace años nos parecía imposible hoy forma parte de nuestras vidas como algo muy común, que a su vez será una base de lo que nos depare el futuro.
En el mundo de los procesadores, la carrera es muy acelerada, y cada año vemos como las nuevas generaciones de procesadores mejoran con soltura a los anteriores, o eso pretenden vendernos las compañías. ¿Realmente son mejores procesadores por ser más nuevos?
Qué es un benchmark
Una forma de saber si un procesador es mejor que el anterior es mirando directamente en su ficha técnica. Generalmente, si tiene un mayor número de núcleos a mayor frecuencia significa que es mejor, pero si nos vamos adentrando en la materia nos encontramos términos más difíciles de comprender como la arquitectura, que acaban siendo determinantes en el mundo real.
Un fabricante nos puede decir que su nueva arquitectura es un tanto mejor que la anterior, con lo que en parte de los casos nos podemos hacer una ligera idea sobre si un procesador es mejor que otro, pero empezamos a entrar en muchos números para datos que tampoco son muy exactos.
Para medir esas diferencias nacieron las pruebas de rendimiento, también conocidas como benchmarks. Un benchmark es un software que simula una serie de situaciones en la que nuestro ordenador o smartphone debe desenvolverse, y según el tiempo que tarde, obtendrá una puntuación.
Con un benchmark, nos olvidamos de núcleos, gigahercios y arquitecturas. Tenemos una serie de pruebas y una puntuación que determinará cuanto tiempo o que resultado da nuestro equipo. Si un procesador es mejor, sacará más puntos en las pruebas de rendimiento, una medida que podemos entender sin necesidad de tener ninguna cualificación técnica.
Para que nos puede servir un benchmark
Con esa base, podemos entender que los benchmarks son pruebas capaces de determinar cual teléfono es más potente sin necesidad de saber nada sobre procesadores. También nos permiten comprobar si nuestro teléfono está rindiendo por debajo de lo esperado.
Los benchmark miden las puntuaciones de una forma muy concreta, y son capaces de darnos varios detalles. Algunos benchmarks nos permiten conocer puntuaciones individuales como el número de operaciones que puede realizar el procesador o cuan rápida es la memoria RAM.
Por otro lado, otros benchmarks son más complejos y nos permiten conocer que rendimiento puede tener nuestro dispositivo con aplicaciones que hagan un uso intensivo de navegación web o incluso con un rendimiento en juegos.
Así pues, podemos definir que la utilidad principal de un benchmark nos sirve para hacernos una idea de que un teléfono es más potente que otro. Hay que tener en cuenta que para tener mayor certeza de que un procesador es mejor que el otro, nos conviene hacer un diverso número de pruebas distintas.
Que conclusiones NO deberíamos sacar de un benchmark
Tal y como hemos visto, con los resultados de un benchmark podemos tener la certeza de que un procesador sea mejor que otro, pero aún así no nos conviene precipitarnos con los resultados. Que un teléfono saque una mayor puntuación que otro no quiere decir que la experiencia final de uso vaya a ser superior, ni mucho menos.
Los motivos por el que un tipo de benchmark puede ser poco fiable son varios, aunque la respuesta es solo una, y es que una mayor puntuación no dará una mejor experiencia de uso, ni hará que el sistema sea más rápido o fluido.
Existen varios factores por los que no deberíamos tomar en serio los resultados obtenidos, y el primero es la optimización del sistema. Es posible que el sistema no esté optimizado, y a pesar de que tengamos altísimas puntuaciones, no se acabarán traduciendo en un mejor resultado final, mientras que por otro lado tenemos otro factor importante conocido como cuello de botella.
Un cuello de botella es un término que suele referirse a los procesadores como un factor limitante. Nuestro teléfono tiene más componentes aparte del procesador, y es posible que cuando uno de ellos sea inferior, acabe limitando al resto. Por ejemplo, un procesador puede sacar una puntuación muy elevada en un benchmark, pero después quedar lastrado por una memoria que no se corresponde a su velocidad.
Los fabricantes y los benchmarks, cuidado con esto
Los fabricantes son conscientes de que para el público es importante saber si el teléfono que piensan comprar es realmente potente, como también saben que dicho público valora en ocasiones los resultados de los benchmarks para saber cual es el teléfono más potente.
Siendo conscientes de esta realidad, nos hemos encontrado varias ocasiones en las que un fabricante truca sus procesadores para que den el mejor resultado posible, haciendo que su teléfono parezca ser un poco mejor de lo que realmente es. Este movimiento es propio de smartphones chinos, aunque en el pasado también ha envuelto a compañías como Samsung.
Existe un dicho que menciona que hecha la ley, hecha la trampa, al que a más de un fabricante le ha servido como inspiración. Y por esto mismo debemos desconfiar de esos fabricantes que presumen de la potencia de su teléfono por las puntuaciones que sacan, ya que no existen garantías de que en condiciones reales vayan a ser muy superiores.
Los benchmarks nos permiten hacernos una idea sobre que smartphone será más potente, pero bajo ningún concepto se debe considerar que un teléfono sea mejor que otro considerando únicamente las puntuaciones finales.
Los benchmark más interesantes
A pesar de los engaños que puedan surgir, los benchmarks son una herramienta muy interesante para hacernos a la idea de cuan capaz es nuestro dispositivo frente a otro, sin tener demasiados conocimientos en la materia. No obstante, conviene recordar que nunca debe de ser antepuesto a otros factores como la optimización del sistema o el soporte de actualizaciones.
En Google Play nos podemos encontrar un gran número de aplicaciones dedicadas al benchmark de dispositivos móviles, aunque las experiencia nos dice que no todos son igual de válidos. Algunos benchmarks no están del todo bien diseñados, mientras que otros hace ya tiempo que quedaron obsoletos.
Como recomendaciones, existen cuatro aplicaciones de benchmark que me parecen las más destacables, ya sea por fiabilidad o por veteranía. Antutu es una de las aplicaciones dedicadas al benchmark más veteranas y populares (del mismo modo, también es la prueba que usan los fabricantes para «quedar bien»), mientras que por otro lado tenemos otras como Geekbench 3, un benchmark sencillo y eficaz. Por último, tenemos PCMark y 3DMark, aplicaciones conocidas por los usuarios de ordenador, las cuales merece la pena echarles un vistazo.