El móvil, ese apéndice imprescindible en nuestro día a día, tiene un gran enemigo: el verano. En este periodo, el dispositivo electrónico puede sufrir varios imprevistos. Las altas temperaturas, con olas de calor que se adelantan y multiplican desde la primavera, son el principal. Pero también lo son el estar en remojo o la proximidad del agua.
Hay trucos, sin embargo, que pueden evitar sustos. Y algo más: destrozar un móvil supone un estipendio cada vez más costoso y un revés que salpica media vida: la agenda de contactos, los mensajes enviados o recibidos y hasta los recuerdos de las vacaciones en forma de foto.
Los aparatos de este tipo, como el resto de elementos que nos rodean, se modifican en función del entorno. Y con un alza hasta los 45 grados centígrados en ciertas latitudes de España, el celular es una de las piezas más sensibles. Por eso hay que tener en cuenta trucos, precauciones y remedios con tal de no lamentar males mayores.
Lo primero, y más claro, ojo al calor. Las altas temperaturas son negativas para el aparato. No solo pueden trastocar la función de la batería, sino provocar alteraciones en el funcionamiento. Según expertos de la tienda online BackMarket consultados por el diario Abc, la primera norma es evitar la exposición directa al sol. Destacan los aludidos que hay que "evitar que el terminal se caliente demasiado y que acabe funcionando peor".
Siempre que pueda, a la sombra
No basta con esconder el terminal en la mochila o en un bolso si estos dos complementos siguen al sol. Por eso, no solo viene bien introducirlos en algo protector, sino que hay que intentar que estén siempre a la sombra. El objetivo, en cualquier caso, es mitigar el calor. También es recomendable apagarlo cuando no vaya a usarse. O cuando vaya a estar un rato prolongado sin mirarlo cada minuto.
De esta forma, afirman los expertos, no se sobrecalienta. Y eso no solo es beneficioso para el funcionamiento sin más, sino que preserva daños en la batería o en otros componentes electrónicos. La carga, de hecho, suele sufrirlo y dura menos que en otras épocas del año. Por suerte, algunos dispositivos de más modernos incluyen sistemas de seguridad que alertan cuando se sobrepasa la temperatura o incluso se desconecta.
Cuidado también con el agua
Otro gran enemigo del móvil en estas épocas es el agua. Playa, piscina, ríos... La búsqueda de un lugar para refrescarse acerca a este dispositivo a lugares peligrosos como el agua. Es cierto que, en la actualidad, muchos móviles cuentan con formas de protección a este agente externo y llegan a ser sumergibles durante un tiempo y resistentes a agua o al polvo.
Pero, salvo que esté específicamente diseñado para ello, la inmensa mayoría de terminales no soportan el agua. Y menos aún la salada. Esta es aún más dañina en conectores. "La humedad, el agua, la arena de la playa o las cremas solares son otros de los peligros más comunes a los que se exponen los smartphones en verano. Para evitarlos, es imprescindible asegurarse de tener las manos totalmente secas cuando tocamos el móvil, para que el terminal no coja humedad, no se moje y no se manche de crema", declaraban los responsables del BackMarket.
De hecho, no basta con advertir sobre lo que puede ocurrir. Está bien saber qué pasa cuando ha sucedido lo inevitable y el móvil se ha mojado o se ha caído al agua. Lo ideal, explican, es apagarlo inmediatamente y no intentar encenderlo para ver si funciona, ya que el mismo sistema de encendido puede dañarlo aún más.
Además, es importante extraer cada elemento: la batería (si es posible, porque ya prácticamente ninguno de los que hay en el mercado permiten sacarla), la tarjeta SIM y la tarjeta SD y secarlo lo máximo posible. Después, es recomendable enterrarlo en arroz o en bolsas de gel de silicio dentro de una bolsa hermética durante dos o tres días. "Tras este proceso, es muy probable que el terminal siga en funcionamiento", recomiendan, aunque no son técnicas probadas.
¿Y si se llena de arena?
En el caso de que el dispositivo se llene de arena o le caiga algo encima, hay que evitar un perjuicio común: que se raye la pantalla. La solución es soplar los granos o darles unos golpes suavemente con tela, sin frotar. Lo mejor es apagarlo previamente: "Para que no dañe los componentes electrónicos interiores, es recomendable apagarlo y quitar los granos soplando en las aperturas exteriores", defendían los especialistas.