Su llegada, que a más de uno le pilló con el pie cambiado tras la lesión de larga duración de Gustavo Ayón, vino más cargada de dudas que de motivos por los que hacerse un hueco en el quinteto inicial. Poco a poco, con trabajo, esfuerzo y dedicación, el ex de los Cavaliers ha conseguido ganarse un hueco en la valoración positiva que todo el aficionado blanco hace de sus jugadores cada vez que disputa un balón. Ahora, lejos e convertirse en una rémora para el equipo, supondrá un nuevo quebradero de cabeza para Pablo Laso a la hora de confeccionar un nuevo quinteto inicial cada partido.
Espera todo el aficionado madridista que el jugador sepa ahora echarse a la espalda al equipo, junto a la explosión de Doncic y las variantes magistrales de Campazzo o la veteranía del capitán Felipe Reyes, para juntos poder hacerse con la quinta Copa del Rey en los últimos seis años. Algo verdaderamente digno de grabar en toda galería de arte de este deporte.