Final de infarto el que se vivió en el WiZink Center para que la afición blanca acabara celebrando el primer triunfo del año. El Madrid se impuso en la prórroga a un Valencia Basket peleón que no pudo o no supo gestionar la ventaja en el tramo final del partido, Rudy Fernández se vistió de héroe, desesperó a los de Ponsarnau y lideró la remontada merengue. [Narración y estadísticas: Real Madrid 85-78 Valencia Basket].
El Día de Reyes llegó y las familias pararon sus compromisos para acudir en masa al WiZink Center. Esto es ficción. La realidad es que el Palacio de los Deportes presentó una de las peores entradas de la temporada, sin llegar a ser horrenda, para disfrutar de un duelo de altura. La idea de jugar con el roscón en el gaznate sigue sin prosperar como es debido pero, aun así, las 7256 almas que se dieron cita en el feudo madridista iban a presenciar un primer cuarto a ritmo de tango.
Campazzo sigue de dulce
Con las defensas brillando por su ausencia, hay un nombre propio que disfruta de lo lindo. Campazzo se encontraba con una oposición muy liviana de Sam Van Rossom y las ayudas taronjas no llegaban a tiempo de parar las ágiles manos del cordobés. Cada acción blanca nacía de las ideas del argentino que, además de aportar directamente, encontraba con facilidad a un Tavares excelso en su labor de faro.
Ponsarnau, que comenzó calmado y dispuesto a aceptar el intercambio de canastas, se vio obligado a parar el choque cuando el Madrid palpó la primera ventaja notable. 23-14 lucía el marcador y solo San Emeterio mostraba equilibrio en ambos lados del parqué. El parón no cambió mucho el ritmo del partido y el Madrid se marchó al segundo periodo con siete meritorios puntos de ventaja.
Valencia cambia las tornas
Sin embargo, esa distancia que el conjunto blanco consiguió en los primeros diez minutos quedó erradicada en apenas cinco minutos. Colom se ponía a los mandos del quinteto taronja y sacaba rédito de las malas, a la par que reiteradas, decisiones ofensivas del Madrid. Rudy era el único efectivo merengue que mantenía su sangre a la misma temperatura y minimizaba daños (36-35, minuto 18) para tranquilidad de Laso. Pero poco iba a durar incandescente el clavo de Rudy.
A falta de dos minutos para el descanso, el alero mallorquín daba el susto de la tarde y se marchaba al banquillo, quejándose de la rodilla, tras un choque con Loyd. El Palacio entraba en cólera y es que la posible lesión de Rudy sumaba puntos a la frustración de los hinchas blancos al ver que Valencia solo había cometido, o mejor dicho solo le habían señalado, una falta al término de un segundo periodo que iba a mandar el partido al descanso con 40-40 en el marcador.
Los quince minutos de tregua redujeron las pulsaciones madridistas, más aún tras ver Rudy calentando con aparente normalidad. El partido volvía a la acción y los 20 minutos venideros iban a cerrar un día especial con una sonrisa o con cierta desazón. No con tristeza pero si con relajación arrancó el tercer periodo el Real Madrid. Sobrepasados en cada ataque y erráticos en lo ofensivo, los blancos estaban siendo sometidos por un Dubjlevic sobresaliente que obligaba a Laso a parar el partido para desatar su ira por los 14 puntos recibidos en 4 minutos (44-54, minuto 24).
Sin defensa no hay gloria
El Palacio, tibio desde el arranque, recibió también la charla del técnico blanco y comenzó a apretar al mismo ritmo que los merengues en pista planteaban una presión a toda cancha. El planteamiento defensivo de los locales no acabó de salir a la perfección, pero si sirvió para agitar a Causeur. El galo comenzó a volar, tanto en las penetraciones como en los carretones, para mantener al Madrid con vida. Los minutos corrían, el francés daba alegría pero el equipo blanco no lograba reducir la ventaja y los nervios empezaban a hacer mella en la afición local. La defensa seguía brillando por su ausencia y todo alma blanca presente en el WiZink se enrocaba en culpar al trío arbitral de la situación del partido.
El tercer cuarto llegó a su fin, 56-67 lucía el marcador y la última jugada de este periodo, con todo el Madrid saltando a las ayudas sin orden ni control, había sido un reflejo perfecto del horroroso acto que había jugado el equipo merengue. Eso sí, todo eso ya era pasado y el Madrid tenía diez minutos para remontar 11 puntos, una tarea tangible para un elenco de tal magnitud y más tras ver el reinicio de chip que mostró en el arranque final.
Final no apto para cardíacos
La fe de este equipo de leyenda nunca decae y más cuando una estrella como Rudy vuelve de entre los lesionados para guiar al equipo en el momento más delicado. Si balear aportaba desde su experiencia, Garuba tiraba de pasión y técnica reboteadora para sumar. Por su parte, Mejri había parado a Dubjlevic, con faltas eso si, y le dejaba el tramo final a Tavares. El Madrid había cambiado el tono del partido. El gris marengo que había coloreado el equipo merengue con la actitud defensa, se había transformado en verde esperanza tras el cambio en dicha parcela.
Tres minutos restaban y el Madrid se ponía a tres después de dos triples bellísimos de un Rudy Fernández sensacional. Lo que parecía ficción cada vez era más real. La remontada del Madrid se acercaba y ya nadie se acordaba de los puntos de Abalde, o de la intimidación de Dubjlevic. El final estaba cerca, menos de 50 segundos en el marcador y el resultado volvía a estar como recién el salto inicial. Tres posesiones alternas y nadie logró romper la igualdad. El partido se iba a la prórroga.
Comenzó el tiempo extra y el espíritu blanco se apoderó del partido. Rudy, como no, primero y Thompkins después acertaban desde el perímetro y ponían al Madrid con ocho puntos de ventaja nada más arrancar la prórroga. La apisonadora merengue se había encendido y detenerla iba a ser imposible. Valencia se agotó como el turrón en los últimos días navideños y el Madrid se iba a llevar un choque de infarto que pone un sello perfecto a la Navidad.
Contra todo pronóstico, dado el devenir del choque, el Madrid logra apartar viejos fantasmas de años anteriores por estas fechas, mantiene el liderato de la Liga Endesa y demuestra, por si alguien lo dudaba, que también sabe sufrir para ganar.
Real Madrid 85-78 Valencia Basket
Real Madrid: Campazzo (17), Causeur (13), Taylor (11), Thompkins (12), Tavares (2) - quinteto inicial - Rudy (22), Laprovittola (0), Garuba (4), Nakic (-), Carroll (2), Mickey (0), Mejri (2).
Entrenador: Pablo Laso.
Valencia Basket: Van Rossom (11), Loyd (2), San Emeterio (10), Labeyrie (5), Dubljevic (11) - quinteto titular - Colom (8), Ndour (9), Abalde (16), Tobey (2), Vives (-), Sastre (-), Doonerkamp (4).
Entrenador: Jaume Ponsarnau.
Árbitros: Martín Bertrán, Castillo, González Gálvez.
Parciales: 26-19| 14-21| 16-27| 20-9| 9-2|
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 16 de la Liga Endesa disputado en el WiZink Center, Madrid.