Lenovo Tenerife y UCAM Murcia lo intentaron, pero se quedaron con las ganas de arruinar las andaduras de Real Madrid y Barcelona en la Copa del Rey. El Palacio de los Deportes de Granada ha visto como los de Pablo Laso y los de Sarunas Jasikevicius hacían valer su cartel de favoritos y ambos estarán en la gran final del torneo.
Finalmente, habrá Clásico en el partido decisivo de la competición que más emoción deja siempre en la temporada baloncestística. La Copa demuestra año tras año ser un evento especial y la ciudad nazarí ha sido testigo del hermanamiento de todas las aficiones presentes en la contienda durante estos últimos días. Este domingo 20 de febrero a las 18:30 horas se darán cita para medirse frente a frente los dos equipos más en forma del baloncesto europeo.
Dos estilos totalmente opuestos. Dos entrenadores contrastados, pero con trayectorias muy diferentes. Pablo Laso, que lleva una década haciendo historia en el Real Madrid. Y Sarunas Jasikevicius, que ha llegado a España para derrocarle. Y a sus órdenes jugadores de talla de Edy Tavares, Nikola Mirotic, Guerschon Yabusele, Nico Laprovittola, Rudy Fernández o Nick Calathes.
El Madrid, de menos a más
El conjunto blanco ha sido el primero en certificar su pase a la gran final. Los de Pablo Laso han llegado con muchas dudas al torneo. El bajón físico de los madridistas en 2022 ha sido alarmante. Varias derrotas consecutivas tanto en Liga Endesa como en Euroliga hacían temer lo peor de cara a la Copa.
Sin embargo, los blancos parece que empiezan a remontar el vuelo. Muchos esperaban que todo formase parte de un plan para llegar a la cita granadina en línea ascendente y así parece que está siendo. Este Barça, actual campeón del torneo y de la pasada edición de la Liga Endesa, es el favorito, pero el Real Madrid desprende ahora mejores sensaciones que hace tan solo unas semanas.
Los blancos arrancaron su participación venciendo por un ajustado 73-67 a un duro rival como fue Río Breogán. Los gallegos no se lo pusieron nada fácil a los de Laso que volvieron a pecar de sus mismos problemas que en esta crisis de resultados. Falta de ritmo, horribles porcentajes desde el tiro exterior y debilidad defensiva por una ausencia de chispa y vigor que complicaba llegar a las ayudas y los cambios de marca.
Una puesta en escena poco vistosa, pero que terminó siendo efectiva gracias a la aparición de un Thomas Heurtel que se está reivindicando en esta Copa. El puesto de base está siendo el centro de todas las críticas en el Real Madrid y el galo está brillando para tapar bocas. Un rendimiento que reconfortará a Laso tras la lesión de Carlos Alocén para toda la temporada y tras las dudas generadas por Nigel Williams-Goss.
El Real Madrid tuvo un día de descanso y este sábado ha vuelto a mostrar su mejor cara ante Lenovo Tenerife. Un equipo que contaba con jugadores del talento de Shermadini o Marcelinho Huertas y que ha sucumbido tanto en ataque como en defensa. Los blancos han vuelto a tener una actuación coral y han sacado a relucir su mejor versión con una circulación impecable y una selección de tiro perfecta. El equipo ha vuelto a brillar desde el triple y ha sabido exprimirse en defensa cuando lo ha necesitado para ganar por 94-74.
Gran partido de la pareja interior Tavares-Poirier con 27 puntos y de hombres secundarios como Trey Thompkins o Jeff Taylor, ambos por encima de la decena y muy acertados desde más allá del arco. Ahora, Laso tendrá que intentar idear en las horas que restan para la gran final un plan para conseguir reducir el tempo del partido ante un Barça que derrocha poderío ofensivo. Novena final de copa consecutiva para el Real Madrid que sigue siendo el rey de la competición con 50 presencias, de las cuales ha vencido en 28.
El ciclón azulgrana
Si el Real Madrid están en pleno crecimiento en esta Copa del Rey, el Barça llega a El Clásico de la final ya crecido. Los de Sarunas Jasikevicius estuvieron mejor en los cuartos que en las semifinales. Pero lo cierto es que cuando se ponen, son imparables. Así se lo demostraron a UCAM Murcia en el primer y en el último cuarto de su partido donde les endosaron 32 y 30 puntos respectivamente.
El Barça no solo es el actual campeón y el ganador de tres de las últimas cuatro ediciones. También es el equipo que más en forma llega al torneo. Está en plena lucha por el liderato con el Real Madrid en Liga Endesa y Euroliga, pero las tendencias en las últimas semanas han sido claramente contrarias. Mientras unos deambulaban, los otros avanzaban con paso firme incluso sin notar la lesión de larga duración de Cory Higgins.
El Barça tuvo un duro cruce de cuartos contra BAXI Manresa, un equipo que se les había atravesado esta temporada por su juego físico y por el carácter atlético de sus jugadores. No obstante, solventaron la papeleta con brillantez gracias a un parcial de 66-27 entre el segundo y el tercer cuarto. Ante semejante poderío ofensivo es muy difícil tener respuesta. Victoria por 107-70 y a guardar fuerzas.
El partido ante UCAM Murcia parecía que iba a ser un paseo triunfal similar, pero los arreones culés han llegado al principio y al final. Y en mitad, una pájara preocupante que aún así les ha hecho estar por debajo en el marcador. A pesar de ese pequeño bajón, el conjunto azulgrana parece llegar lanzado a la disputa del segundo título de la temporada. El primero se lo llevó el Real Madrid con una remontada imperial en la Supercopa Endesa.
Habrá que ver si el Barça ha aprendido la lección y muestra una mayor solidez para hacer frente al poderío de un Real Madrid que parece empezar a despertar. Jugadores como Nico Laprovittola, Kyle Kuric o Nikola Mirotic llegan en estado de gracia. Y el ritmo ofensivo de los azulgranas está siendo infernal. Con 105 puntos de media en la competición, amenazan con llevar la final a un intercambio de golpes y talento en el que será difícil que puedan caer. Por eso, Laso necesita buscar un tempo del choque más reducido donde el físico y las defensas jueguen un papel diferencial.
Duelo en la cumbre
Madrid y Barça se miden frente a frente como ha sucedido en ocho de las últimas doce finales de la Copa del Rey. Los culés han dominado recientemente la competición, pero los blancos siguen siendo el equipo que más veces ha levantado el trofeo, 28 a 26. Además, una victoria serviría para dar moral al vestuario y para contestar a las críticas recibidas en las últimas semanas.
La clave del choque va a estar en ver quién consiga imponer su ritmo. Las tendencias de los dos equipos han sido claramente diferentes y el Barça llega lanzado en su poderío anotador. Además, si consigue imponer un ritmo alto, de ida y vuelta y de muchos contrataques, los blancos pueden pagarlo caro al estar un punto por debajo en cuanto a capacidad física se refiere. Por contra habrá que ver qué cara es capaz de mostrar el conjunto merengue en el tiro exterior. Con porcentajes como el mostrado ante Breogán, un 34%, o en el último Clásico, un 8%, será muy difícil competir.
Otro factor clave en el partido será el de los ases a seguir. Por parte del Barça, además de la indiscutible calidad de Nikola Mirotic, se sitúa el gran momento de Nico Laprovittola. El exmadridista está muy inspirado y en el último Clásico ya fue el MVP con 20 puntos y 7 rebotes. Por su parte, el Real Madrid tendrá que intentar sacar partido de su superior juego interior, sobre todo con Poirier y Tavares, y esperar la gran aparición de Guerschon Yabusele. El galo, uno de los mejores jugadores del curso en Europa, todavía no ha brillado ante el Barça. Y mención especial para el renacido en esta Copa Thomas Heurtel.
Hasta el momento, el Real Madrid ha perdido los tres Clásicos que ha disputado contra el Barça, algo que sin duda jugará un papel importante en el aspecto mental. No obstante, los blancos sí han vencido en el único Madrid-Barça que se ha disputado con un título en juego, la citada final de la Supercopa, que terminó con remontada y resultado de 83-88. Desde la llegada de Jasikevicius al banquillo culé, el Barcelona parece haber estado un paso por delante de los blancos, pero nada mejor que una final de Copa para recuperar el cetro de campeón y acabar con el factor Jasikevicius.
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