El Real Madrid murió en la orilla. Después de realizar una brillante actuación en la gran final de la Euroliga, los de Pablo Laso pagaron el cansancio y la falta de ideas en los últimos minutos. Anadolu Efes, de las manos del talento individual de Micic y Larkin, y a base de apariciones puntuales de Pleiss, no se descolgó nunca del marcador y sacó su mejor versión en un final de infarto. [Narración y estadísticas: Real Madrid 57-58 Anadolu Efes].
Con esta victoria, el cojunto de Ergin Ataman revalida el título conseguido el año pasado ante el FC Barcelona y sigue dando forma a un lustro mágico en Europa. El papel de Micic, autor de 23 puntos, fue fundamental para gestionar unos últimos instantes que terminaron siendo una losa muy pesada para el dominador de la competición, que no pudo repetir el éxito logrado en 2018.
El Real Madrid había llegado a Belgrado con el objetivo de conseguir el undécimo título de su historia. Sin embargo, un pésmo día en el triple terminó pasando factura al conjunto madridista, que soñaba con poner el broche de oro a una resurrección titánica tras superar unos meses muy difíciles. Era un partido con mucho valor emocional y sentimental que se les ha escapado a los blancos en el último segundo y tras varias jugadas de descontrol, fruto de la tensión vivida en un desenlace vibrante. Propio de lo que suele ser una Copa de Europa.
A pesar de que los blancos dominaron el choque durante largas fases, especialmente en la primera mitad, terminaron sucumbiendo ante el talento individual de un equipo que sigue viviendo de sus grandes estrellas. Al contrario de lo que sucedió en la semifinal contra el Barça, cuando el Real Madrid tuvo su mejor momento en un tercer cuarto para el recuerdo, los de Laso comenzaron a naufragar en un penúltimo acto que fue dantesco en lo ofensivo. Solo la figura de Tavares, autor de 14 puntos y 11 rebotes, parecía ser el camino para decantar un partido que no ofrecía buenas sensaciones.
La producción interior se agotó en el momento de la verdad y sin acierto en el triple, la historia estaba escrita. Solo el oficio y el orgullo de un equipo herido que nunca se rinde pudo mantener la contienda en el aire hasta los segundos finales. Ahí, la figura de Micic fue definitiva para decantar la contienda, alzar el título y sumar otro premio de MVP en su palmarés.
Buen inicio del Madrid
Sorprendió Pablo Laso con el plan de salida. Si ante el Barça probó suerte, con éxito, sin pívots en pista, en la final ante Efes innovó en el puesto de base. La baja de Nigel Williams-Goss provocó que fuera Alberto Abalde quien tomara la responsabilidad desde el puesto desde el '1'. Era vital reservar a Sergio Llull. En los exteriores, protagonismo para Deck y Hanga y dentro, una pareja más habitual como Yabusele y Tavares.
El partido comenzó algo estancado y sin ritmo en ambos equipos, con lanzamientos sin acierto desde el perímetro. Todo propio de los nervios y la tensión de una final. Sin embargo, tardó poco tiempo Anadolu Efes en ejercer su condición de favorito y tomar el ritmo de juego. Aún así, el Real Madrid estaba preparado y ejecutó una gran defensa de dos contra uno con Abalde y las ayudas de Hanga por fuera sobre Micic. En la pintura, la ley la imponía Tavares dominando las alturas. El caboverdiano mantenía a los blancos en la pelea con el 8-7 que registraba el marcador a falta de 04:15 para el final del cuarto.
Laso, al igual que en las semifinales, quería oxígeno en las piernas de sus hombres y no tardó en meter los primeros cambios. Jeff Taylor, para seguir teniendo protagonismo en esas defensas sobre los dribladores de Efes, saltaba a pista. Los blancos comenzaron mostrando su mejor y su peor versión. Cinco rebotes ofensivos en los primeros minutos, pero poco acierto desde el triple en situaciones ventajosas.
Sin embargo, con Tavares a un nivel excelso había poco de lo que preocuparse ya que Ataman no estaba siendo capaz de encontrar el camino para pararle. Con 10 puntos y 7 rebotes para 16 de valoración había conseguido dar un vuelco al choque en los primeros ocho minutos de la final. El último tramo del cuarto estuvo marcado por la salida de Llull. A pesar de que el ataque turco se estrellaba una y otra vez contra la defensa blanca, la aparición final de Shane Larkin con seis puntos consecutivos devolvió la igualdad al choque. Al final de primer acto, 15-14 para el conjunto madridista.
El segundo cuarto arrancó con más cambios en el Real Madrid. Con Rudy Fernández ya en pista, Laso dio descanso a un inmenso Tavares dando entrada a Vincent Poirier. Después de unos primeros minutos muy buenos de los blancos, la situación se complicó en ese comienzo de segundo parcial dominado por la influencia de Micic. El espigado base de Efes tomó de nuevo el control de las operaciones poniendo en dificultades a los blancos con penetraciones cortantes que causaban estragos en la defensa.
Sin embargo, dos buenas acciones de Llull y Poirier, previa asistencia de Rudy, devolvieron al Madrid al buen camino tras un inicio errático en el lanzamiento. No obstante, los problemas seguían estando en el perímetro ya que los blancos no encontraban el camino desde el triple. Aún así, vencían por 24-22 a falta de 05:11 para el descanso.
La salida de Fabien Causeur mejoró también las prestaciones del Real Madrid en ataque. Su capacidad para penetrar y romper la zona abrió huecos en el exterior. Solo faltaba un poco más de acierto para terminar de llevar a cabo un plan que podía ser definitivo. Anthony Randolph aprovechó esta circunstancia para anotar un triple liberado que permitía al Real Madrid seguir abriendo hueco. Enfrente solo tenían el talento de Micic y Larkin, ya que la versión coral de Efes estaba brillando por su ausencia.
Sin embargo, la pareja letal de Anadolu era capaz de darle la vuelta al partido en cualquier momento como demostraron con siete puntos consecutivos que volvieron a apretar el marcador en la recta final de la primera mitad. La aparición Randolph desde el tiro exterior como héroe inesperado volvió a poner las cosas en su sitio para el 34-29 al final del segundo cuarto.
Anadolu Efes no se rinde
Buena salida del Real Madrid tras el paso por vestuarios. Laso introdujo una variante en su quinteto titular dando entrada a Fabien Causeur en lugar de Gabriel Deck. El francés podía ser un factor clave para recuperar acierto desde el triple. La vuelta del juego sobre el parqué del Stark Arena fue un completo caos. Mientras el Madrid se veía con la posibilidad de romper el partido, Anadolu estaba atravesando su peor fase en el choque, con pérdidas y malas decisiones constantes.
Ni Dunston, ni Chris Singleton ni Bryant estaban consiguiendo aparecer para desesperación de Ataman. Mientras tanto, Tavares había alcanzado el doble-doble con 13 puntos y 10 rebotes. Poco a poco, los de Laso seguían creciendo en el choque y un triple de Hanga daba la máxima al Real Madrid con el 40-31 a falta de 04:50 para el final del cuarto. Y ahí fue cuando llegó el despertar turco.
A pesar de que no estaba brillando en ataque, la defensa de Alberto Abalde sobre Larkin estaba siendo una de las claves del buen partido atrás del conjunto madridista. Sin embargo, no podían descuidarse los blancos ya que cuatro puntos consecutivos de Pleiss reducían la ventaja. Efes había pasado su peor momento en el partido y a base de mucho oficio estaban consiguiendo reengancharse.
Eso, unido a los problemas en el tiro exterior y al bajón de rendimiento de Tavares, cambiaban el panorama del tercer cuarto. El caboverdiano tenía que marcharse al banquillo con su tercera falta personal dejando su lugar a Vincent Poirier. Ante este problema, Laso tiró de pizarra para poner en la pintura a dos jugadores muy móviles y capaces de combinar. El propio Poirier y Yabusele pasaron a ser ahora la pesadilla de la defensa turca en un cuarto con poca anotación y escaso brillo ofensivo. El pívot francés fue el gran protagonista del final del cuarto. Primero en la pista, con sus buenas acciones, y después en lo extradeportivo tras un pique con Dunston después de que este tirara al suelo a Rudy Fernández. La sangre no llegó al río y el penúltimo cuarto finalizó con resultado de 42-40.
Un final de infarto
El último acto de la final empezó de mala manera para los blancos. Un triple de Micic y una canasta de Dunston ponían por delante a los suyos por primera vez en muchos minutos. Mientras el Real Madrid se seguía desangrando con sus pésimos porcentajes desde el triple, Efes estaba gestionando mejor la tensión, especialmente cargando el rebote ofensivo. Por si esto fuera poco, el arbitraje también estaba jugando su papel diferencial en el choque. Sin embargo, los de Laso no habían llegado hasta ese momento para rendirse. Un tapón de Vincent Poirier sobre Pleiss y un triple de Llull con sabor a 'mandarina' volvieron a poner a los blancos en ventaja, 50-49, a falta de 04:30.
Los últimos minutos del partido se convirtieron en un auténtico intercambio de golpes entre ambos equipos en mitad de una tensión casi insoportable. Los merengues se atascaban en el triple mientras Micic sacaba todo su talento para gestionar el tiempo, el espacio y las virtudes de su equipo. Pleiss se estaba convirtiendo en su mejor apoyo en la pintura, pero las faltas, en la gran cruz de Efes.
A falta de 120 segundos todo seguía en el aire. Micic, con un triple colosal, daba renta de tres a los suyos y provocaba la desolación del equipo de Pablo Laso que se veían, ahora sí, a las puertas del abismo. La actuación del base, que había sacado su brillo en el momento de la verdad, ajustició el sueño del madridismo que se quedó a un paso de la Undécima en Belgrado después de una temporada muy meritoria en Europa.
Real Madrid 57-58 Anadolu Efes
Real Madrid: Abalde (2), Hanga (5), Deck (5), Yabusele (3) y Tavares (14) -cinco inicial-, Causeur (3), Randolph (6), Poirier (5), Rudy (2), Llull (9) y Taylor (3).
Anadolu Efes: Larkin (10), Micic (23), Moermann (-), Anderson (-) y Pleiss (19) -equipo titular-, Bryant (-), Singleton (4), Dunston (2) y Beaubois (-).
Parciales: 15-14 | 19-15 | 8-11 | 15-18
Árbitros: Luigi Lamonica, Borys Ryzhyk y Gytis Vilius. Sin eliminados
Incidencias: Final de la Euroliga 2021-2022 disputada en el Stark Arena de Belgrado ante unos 15.000 espectadores.