El Real Madrid ha vivido en los últimos años al calor de dos grandes circunstancias. La primera de ellas es la de ser capaz de convertirse en un equipo competitivo que pelea y gana casi todos los títulos. Si algo caracterizó al bloque de Pablo Laso, además de su vistoso estilo de juego, fue estar siempre en la pomada durante una década.
La otra circunstancia que ha marcado de manera continua el pasado reciente de la entidad blanca es la buena gestión de la cantera y, sobre todo, la proyección de esta en el primer equipo. Así es como llegaron a lo más alto casos como los de Luka Doncic o Usman Garuba. Ambos pasaron de ser referentes en la fábrica madridista a ser jugadores de la NBA.
Sin embargo, ha habido otros nombres que han conseguido llegar hasta el primer equipo y que también se han instalado en la élite del baloncesto. Los Dino Radoncic, Santi Yusta, Mario Nakic o Melwin Pantzar también son casos a tener en cuenta a pesar de que hoy en día no sean grandes estrellas. La fábrica de jóvenes talentos del Real Madrid no deja de producir y los últimos dos casos son Hugo González y Eli John Ndiaye. El primero ha deslumbrado este verano con las inferiores de España y el segundo ya se había dejado ver con la camiseta del equipo blanco.
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No obstante, ha sido en el duelo de Euroliga de este jueves frente a Alba Berlín cuando ha vivido lo que se podría considerar como su explosión. No ha sido su presentación ante el público del WiZink Center, ya que la hinchada merengue sabe y conoce del potencial de este joven talento. Pero sí ha sido la primera demostración de lo que puede llegar a hacer.
Un terremoto en la zona
Eli John Ndiaye tiene solo 18 años. Ala-pívot de gran movilidad y versatilidad, destaca por su carácter atlético y por su 2,04 metros de altura. Una estatura que le permite batirse en duelo contra las torres más altas de Europa en la pintura, pero también salir fuera de la zona para disfrutar con su talento ofensivo y para emparejarse en defensa con jugadores mucho más bajos que él, los cuales se sorprenden de su velocidad y de su facilidad de movimientos.
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En el duelo contra Alba Berlín salió para dar algo de oxígeno a Petr Cornelie aprovechando la baja por lesión de Guerschon Yabusele y lo que estaba pensado como un recambio para coger aire se terminó convirtiendo en su consagración continental. Al final terminó con 22 minutos de juego, seis puntos sin fallo en lanzamientos de dos y tiros libres, tres rebotes, uno de ellos ofensivo, dos robos y dos tapones.
Una carta de estadísticas que demuestra la enorme versatilidad que ofrece este jugador dentro de la pista. Apareció en ataque, con buenas lecturas de juego y eligiendo bien sus lanzamientos. Solo le faltó algo de suerte para acertar desde el triple. Y se dejó ver en defensa con tapones espectaculares y con un par de robos que permitieron lanzar al equipo al contrataque.
Su buena actuación en la primera mitad hizo que Chus Mateo volviera a apostar por él también en la segunda, ya con el público del Palacio de los Deportes metido en su bolsillo. Ndiaye tuvo tiempo para trabajar y también para gustarse. Tras un fallo en el triple, Chus Mateo le apretó para que bajara a defender a toda prisa y después le felicitó por su valentía y su atrevimiento a pesar de haber errado el lanzamiento.
Tras aparecer en la recta final del primer cuarto, le dio al equipo el oxígeno y la inyección de intensidad que necesitaban para seguir ampliando la diferencia en el marcador camino del descanso. El Real Madrid se planteó dejar el partido visto para sentencia en los primeros 20 minutos y prácticamente lo consiguió. Una de las mejores actuaciones del conjunto blanco en lo que va de temporada y con Eli John Ndiaye como claro protagonista junto a jugadores como Sergio Rodríguez, Vincent Poirier o Cornelie.
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Un camino muy prometedor
Ndiaye debutó hace algo más de un año con el primer equipo, en septiembre de 2021 en un partido contra Fenerbahçe. Fue el decimoséptimo mirlo de la era Pablo Laso. Sin embargo, esta es la primera temporada en la que forma parte de la primera plantilla y ante Alba Berlín fue la primera ocasión en la que tuvo un protagonismo considerable. Por eso, se ha ganado el derecho a ser el primer diamante por pulir del nuevo Real Madrid de Chus Mateo.
El jugador interior nacido en Guediawaye, Senegal, no es un desconocido por los más aficionados a seguir la cantera blanca, ya que fue el otro gran proyecto que creció junto a Juan Núñez. Mientras el base crece desde este verano en Alemania, Eli, que se nacionalizó español hace dos años, empieza a despegar ahora en la Euroliga tras llegar a la factoría blanca cuando tenía solo 13.