Este jueves arranca en Badalona la 87ª edición de la Copa del Rey, el torneo más esperado temporada tras temporada en el baloncesto patrio. El evento, que reúne en mitad del curso a los ocho mejores equipos del panorama nacional, es, año tras año, un ejemplo de emoción, espectáculo y hermanamiento entre algunas de las aficiones más especiales del territorio nacional. Cada una llegando desde un punto diferente de nuestra geografía para poner su distintivo punto de color a una fiesta sin parangón y que es admirada en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos, meca de la canasta.
Este año, Real Madrid, Barça, Baskonia, Tenerife, Valencia Basket, Unicaja, Gran Canaria y Joventut son los ocho equipos que se jugarán el segundo título del curso tras la disputa de la Supercopa Endesa en septiembre. Aquel primer asalto de la temporada fue ganado por el nuevo Real Madrid de Chus Mateo, el combinado que llega con una ligera ventaja sobre el resto a una Copa del Rey que si por algo destaca es por celebrarse en una igualdad que pocas veces se recuerda.
El sorteo celebrado ya hace unas semanas dejó notas jugosas e interesantes tales como que no habrá Clásico en la final, un hecho que no sucede desde el año 2020 y es que Madrid y Barça se han enfrentado en cuatro de las últimas cinco peleas por el título. Además, también habrá un derbi canario entre Tenerife y Gran Canaria para elegir a uno de los semifinalistas y la oportunidad única del organizador, Joventut, que tendrá un camino soñado para luchar por el título sin encontrarse a equipos como Madrid, Barça, Valencia Basket o Unicaja hasta una hipotética final. Eso sí, para ello tendrán que vencer al nuevo Baskonia de Joan Peñarroya que este curso se ha codeado con la élite de la Euroliga.
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La esperada Copa del Rey llega este jueves con un apasionante Real Madrid - Valencia Basket y con un Barça - Unicaja no menos interesante. Los blancos, actuales líderes de Liga Endesa y de Euroliga, se juegan mucho, ya que será la primera gran prueba de fuego para el equipo de Chus Mateo antes de entrar en la fase decisiva del curso.
El examen de Chus
Si alguien se juega mucho en esta Copa del Rey ese es el Real Madrid. Y en especial su entrenador, Chus Mateo. El técnico español, anterior asistente de Pablo Laso, recibió el pasado verano la mayor oportunidad de su carrera, pero también una responsabilidad tan grande como la historia del equipo al que iba a dirigir.
La extraña salida de Pablo Laso después de haber sufrido una dolencia cardiaca durante los playoffs de la Liga Endesa del 2022 dejó al madrileño en una situación delicada. Por un lado, podía seguir al que hasta ahora había sido su maestro y al que consideraba como un "hermano". Por otro, coger las riendas del equipo de su vida y aceptar el gran reto de su carrera.
Con el beneplácito del vitoriano, Mateo se puso al frente de un vestuario lleno de estrellas y dejó una primera demostración que impresionó a todos guiando al equipo al triunfo en la Supercopa Endesa sobre el nuevo Barça de Jasikevicius en el Palacio Municipal de Deportes San Pablo de Sevilla (89-83).
Ese primer título dio alas a los blancos que encadenaron cuatro victorias de manera consecutiva. Después vino la primera derrota en un Clásico y ahí se le empezaron a ver las costuras al Real Madrid post Laso. Muchos empezaron a tirar de hemeroteca para recordar que cualquier tiempo pasado siempre iba a ser mejor. Es cierto que el Real Madrid de Chus Mateo había conseguido buenos resultados, y lo seguiría haciendo los meses posteriores, pero también era verdad que mostraba una cierta irregularidad en el juego que costó algunas derrotas dolorosas.
Perdió fiabilidad en el WiZink Center y lució más por el talento individual de sus estrellas que por la imagen de espectáculo colectivo que siempre había caracterizado al Madrid de Laso. Incluso en sus momentos más duros. Las derrotas contra Olympiacos, Baskonia, Virtus Bolonia o Zaragoza en octubre y noviembre pusieron todas las miradas sobre el puesto de entrenador a quien se responsabilizó de la zozobra de una plantilla diseñada para dominar Europa a pesar de las carencias existentes en el puesto de base.
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Sin embargo, una victoria en Euroliga ante Anadolu Efes el 10 de noviembre cambió la tendencia y relanzó a un Real Madrid que volvió a ser temido en Europa. Así llegaron diez victorias en los siguientes once partidos con un único tropiezo por la mínima ante el Monaco del iluminado Mike James. El Madrid puso velocidad de crucero hasta que el final del 2022 y el principio del 2023, con dos derrotas seguidas ante Baskonia y Barça, volvieron a resucitar los fantasmas del pasado.
Sin embargo, para entonces el Real Madrid de Chus Mateo ya era otro. Había desarrollado un juego mucho más compenetrado y armónico, con la mayoría de sus estrellas a pleno rendimiento y haciendo de problemas como las lesiones virtud para dar protagonismo a jugadores que hasta ese momento no lo habían tenido tanto. Seis triunfos en siete partidos y por fin, un golpe en las narices al Barça en un Clásico para el recuerdo con remontada, prórroga y éxtasis de Llull y Musa incluidos.
Esa victoria, como la conseguida antes Efes en noviembre, ha supuesto un punto de inflexión para un Madrid que lleva ya varios meses instalado en la zona noble de la Euroliga más igualada de la historia y en la cúspide de una Liga Endesa que cada vez es más competitiva.
Resultados que han respaldado la mejoría que ha registrado el juego de los hombres de Chus Mateo, quien ha reconocido que la clave no ha sido dejar atrás el sello de Laso, sino aplicar sus pequeñas variantes a un modelo que fue garantía de éxitos durante más de una década. Este nuevo Madrid empieza a carburar y a funcionar en el momento de la verdad y llega como favorito a una Copa que será un gran examen para Chus. De su victoria o de su caída dependerá que el madridismo, y todo el baloncesto nacional, dejen de mirar hacia el pasado y empiecen a poner la vista en el futuro para considerar a este Madrid candidato a todo.
La psicología del vestuario
El Real Madrid no ha tenido un camino fácil hasta llegar a este momento de la temporada. Arrancó el curso con la resaca de la salida de Pablo Laso, avanzó con el sueño roto de la llegada imposible de Facundo Campazzo y prosiguió con la esperanza de encontrar la mejor versión de los fichajes de este verano. Los Musa, Hezonja, Sergio Rodríguez y compañía que venían a completar un equipo campeón de Liga y finalista de Euroliga a pesar de todas las dificultades.
En toda esa vorágine apareció la figura del Chus Mateo gestor. A pesar de que al equipo le costó coger el vuelo en su juego, el madrileño se propuso pequeños logros personales en una primera parte de la temporada ya caducada. El presente y el futuro de este Real Madrid pasaban por integrar a Musa, Hezonja y 'Chacho' en el juego. Tres retos con diferentes resultados.
El éxito más rotundo y temprano llegó con el bosnio. Mateo le entregó las llaves de su proyecto al genio de Bihac y a pesar de que era un recién llegado y de que venía de un equipo pequeño como Río Breogán, confió en él para convertirle en el líder de un equipo que contaba con figuras como Tavares, Deck, Yabusele o Llull. Este aceptó el reto y respondió con una adaptación como pocas veces se recuerda en la Calle Goya. Había necesita de un 'mete-puntos' de este calibre. Chus había encontrado a su Jaycee Carroll. Un perfil diferente al de Wyoming, pero una importancia en los esquemas similar.
Musa ha sido durante meses el líder de un equipo que ha dominado Europa. Un seguro en la anotación tanto en el tiro exterior como en la penetración y un jugador al que darle la bola en momentos calientes del partido, cuando todo se hace oscuro y nadie quiere la responsabilidad. En su caso, las 'prisas' sí han sido buenas consejeras y le han encumbrado a ser un ídolo para toda la afición en cuestión de meses.
Ha conseguido ser igual de decisivo en un equipo como Breogán que en la mejor plantilla de Europa. Está por encima de los 15 puntos de promedio tanto en Liga Endesa como en Euroliga, ocupando el Top3 de mejores anotadores en territorio nacional y dentro del Top10 en el Viejo Continente. Además, está desatado desde más allá del arco, especialmente en Liga Endesa donde supera el 48% de efectividad.
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En un plano muy distinto al de Dzanan Musa se ha situado Mario Hezonja. 'SuperMario' llegó al Real Madrid tras haber pasado por plantillas como la del Barça o la del Panathinaikos y después de haber militado cinco temporadas en la NBA en equipos como los Orlando Magic, los New York Knicks o los Portland Trail Blazers. Es decir, una absoluta estrella.
La adaptación fue totalmente opuesta a la de Musa. Por momentos desaparecido, por momentos desquiciado, errático en el tiro y sin capacidad para ser decisivo en ninguno de los dos aros. Un jugador con potencial técnico y físico para dominar Europa convertido en residual. De hecho, incluso se llegó a señalar a Chus Mateo por concederle pocos minutos. Sin embargo, algo ha cambiado en las últimas semanas en la relación entre el técnico y el alero, ya que Hezonja parece otro.
Él mismo reconoció públicamente que le había costado encontrar su lugar en la plantilla y hacer méritos suficientes como para reclamar más galones y minutos. Exculpó al entrenador, agradeció su ayuda y elogió la labor del propio Chus como gestor y psicólogo tras pasar un momento complicado. Ahora ha dejado exhibiciones tan colosales como la vista a Mónaco y se ha convertido en una pieza clave de este nuevo Real Madrid. De hecho, para muchos es un claro candidato a MVP de la Copa del Rey por su gran momento de forma. Promedia 16,8 puntos y 5 rebotes en sus últimos cinco partidos.
Chus tuvo un acierto rápido, otro trabajado y también tiene una asignatura pendiente: Sergio Rodríguez. El puesto de base en el Real Madrid está siendo el gran lunar. Por ahí han pasado jugadores como Llull, Causeur, Abalde o Hanga para echar una mano cuando las bajas y el pobre nivel acechaban. Sin embargo, con talante y táctica, Mateo ha conseguido que Nigel Williams-Goss haya tomado el timón del equipo. Aunque todos saben que el objetivo es que esa función la haga Sergio Rodríguez. Uno aporta el físico y el otro el talento.
El canario, que volvió a deslumbrar el año pasado en Milán, llegó este verano a Madrid siendo otro completamente. Renunció al Eurobasket con España para preparar la nueva temporada, pero no se ha visto ni rastro de la estrella que fue. Solo fogonazos. Y muchos partidos con escasez de minutos que han elevado los rumores sobre una posible salida en verano. Este curso apenas promedia 3 asistencias por partido y tiene un 6,8 y un 4,9 de valoración media en Liga y Euroliga.
Queda temporada para que el canario pueda recuperar su magia y su mejor estado físico, pero la Copa del Rey, un torneo diseñado para las estrellas al decidirse todo en tres partidos, puede ser un buen momento para que el 'Chacho' cambie el chip y pase a engrosar la lista de éxitos del gestor Chus Mateo. Por sus manos pasarán buena parte de las opciones de este Real Madrid.
El defensor de la corona
Si el Real Madrid llega como 'pequeño gran' favorito por la igualdad que hay en esta Copa del Rey, el Barça lo hace como defensor de las últimas dos coronas. Las dos ganadas precisamente al conjunto blanco en dos polémicas finales que se decidieron por decisiones arbitrales controvertidas que sonrieron a los azulgranas.
El Barça de Jasikevicius llega sin haber hecho mucho ruido, menos que en temporadas anteriores, pero igualmente plagado de estrellas. Nikola Mirotic está cada vez más enchufado después de haber superado la grave lesión en el tendón de Aquiles que le tuvo apartado varios meses al inicio del curso y Cory Higgins es cada vez más decisivo en los momentos calientes. Quien ha perdido protagonismo es Nico Laprovittola, aunque si alguna competición y alguna ciudad le han visto brillar especialmente esas son la Copa del Rey y Badalona. Allí se coronó nada más y nada menos que MVP de la Liga Endesa antes de fichar por el Real Madrid.
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Los de 'Saras' llegan a esta Copa inmersos en una buena racha de resultados con diez triunfos en sus últimos once partidos. Eso sí, sin haber desplegado un juego brillante. Cada vez son más fiables en defensa, pero en ataque se definen más por la practicidad del talento individual que por la espectacularidad del juego colectivo. Y siguen sufriendo para defender el rebote ante jugadores como Tavares o Shermadini. De hecho, en la Euroliga han sufrido en exceso para detener a 'torres' como Fall, estrella del ASVEL Villeurbanne.
A pesar de haber mostrado una cierta irregularidad, el Barça llega a esta Copa del Rey después de haber recuperado el rumbo en Euroliga, ahora mismo es tercero empatado a 16 triunfos con el Real Madrid y con un partido más, y de haber aguantado el pulso en Liga Endesa, donde replica el 17-3 blanco y supera el 16-4 de Baskonia.
Sin ser el mayor favorito, su baza puede estar en ese hipotético Clásico de semifinales, ya que si algo han demostrado los de Jasikevicius es que ante el Madrid siempre saben dar un punto más que ha puesto en muchas ocasiones contra las cuerdas a los de Chus Mateo. Para colmo, tienen a priori un duelo más asequible en cuartos ante Unicaja a pesar de que los malagueños estén por delante en Liga Endesa de un Valencia Basket que está pagando caro el peaje de formar parte de la Euroliga más dura de la historia.
Madrid y Barça intentarán ejercer de favoritos en esa primera ronda para medir fuerzas en unas hipotéticas semifinales que podrían suponer un gran impulso para el vencedor y un gran golpe para el perdedor teniendo en cuenta que ambos se podrían jugar el trono nacional y europeo a final de temporada.