El Real Madrid sufrió, pero acabó sacando adelante su estreno en la Euroliga frente al Baskonia (77-79). Los de Chus Mateo, que notaron la ausencia de Tavares, sacaron la casta y lograron un triunfo trabajadísimo en un Buesa Arena entregado a sus jugadores [Narración y estadísticas del Baskonia 77-79 Real Madrid].
Lo hicieron con angustia ya que Markus Howard tuvo en sus manos el triunfo local con un lanzamiento desde el triple a falta de cuatro segundos. El balón tocó en el aro y la lucha en el último rebote del partido acabó en tierra de nadie y firmó la victoria de los blancos.
El choque comenzó con una intensidad acorde al gran ambiente vivido en el Buesa Arena durante toda la noche. El feudo de los vitorianos fue una caldera que espoleó a los suyos en unos primeros minutos en los que salieron a morder. El Madrid no se amilanó e igualó la intensidad de su rival.
[Diagne, el adolescente de 16 años del Real Madrid que sustituyó a Tavares y taponó al Barça]
El Baskonia, con Howard como principal armador del juego, dejó una carta de presentación muy buena a nivel defensivo. los de Joan Peñarroya trenzaron buenas acciones al contrataque durante los primeros compases y se hicieron fuertes defendiendo muy bien las penetraciones de los de Chus Mateo.
El Real Madrid, algo precipitado en el inicio, castigó rápidamente una zona muy cargada para probar lanzamientos exteriores. Fue un éxito para los blancos que anotaron tres triples consecutivos, dos de Yabusele y uno de Musa, que pusieron al Madrid por delante por primera vez en el partido.
El tiempo muerto les vino bien a los vascos que reaccionaron con dos buenos triples de Costello. Llull respondió con otra canasta desde fuera, pero el Baskonia cerró el primer cuarto con un parcial de 7-0 que le hizo marcharse con ventaja a la primera pausa del encuentro. Los de Chus Mateo, con Hezonja y Yabusele, sufrieron al no bloquear bien el rebote defensivo. Un primer cuarto marcado por la gran cantidad de lanzamientos de tres y con un número muy alto de pérdidas por parte del Madrid (6).
Acierto desde el triple
El conjunto blanco siguió con su plan tirando desde fuera con un Baskonia que tan solo podía contemplar el acierto de los de Chus Mateo. Y es que las cuatro primeras canastas del Madrid en el segundo cuarto fueron desde el triple.
El choque no tuvo tregua durante la primera mitad y ninguno de los equipos consiguió generar una ventaja cómoda en el marcador. Los blancos pudieron sacar rédito de su buen juego ofensivo, pero la mala labor en el rebote (11 menos en la primera parte) dejaron el luminoso ligeramente decantado para el conjunto vasco al descanso (47-43).
El descanso sirvió para ver a un Real Madrid más serio en defensa y que siguió a lo suyo con un gran acierto desde el triple. Sin embargo, un estelar Matt Costello puso patas arriba al Buesa Arena con sus grandes canastas. Una de ellas, la que sirvió para empatar el duelo a 58 en la que realizó un mate espectacular en la cara de Poirier.
El Baskonia creció y con él comenzó a erigir también la figura de Markus Howard. El estadounidense anotó cuatro puntos consecutivos que pusieron una ventaja de cinco tantos a los vitorianos y obligaron a Chus Mateo a pedir tiempo muerto. El Buesa Arena se encendió y su equipo se contagió del calor de los suyos que se marcharon cinco arriba al último cuarto.
Intento final
En él, el partido estuvo muy igualado. El Real Madrid, que pasó un tramo de encuentro sin anotar triples, firmó dos consecutivos que impidieron al Baskonia marcharse en el luminoso.
Fue un cuarto con muy poca puntuación. Los vitorianos solo lograron convertir diez puntos y eso les acabó condenando. El Madrid tampoco estuvo fino en los minutos finales, pero una canasta de Campazzo a falta de un minuto y medio terminó siendo definitiva.
Markus Howard tuvo en su mano la épica. El base estadounidense se jugó la última acción del choque con un triple que hubiese supuesto la victoria del Baskonia. Sin embargo, su lanzamiento a falta de cuatro segundos tocó en el aro y disipó todas las esperanzas de los vitorianos que acabaron sucumbiendo en un partido en el que no fueron inferiores.