Vicent Poirier (Clamart, Francia; 1993) y Facundo Campazzo (Córdoba, Argentina; 1991) son dos jugadores sin los que no se puede entender la victoria del Real Madrid en la final de la Copa del Rey. Tanto el pívot francés como el base argentino fueron trascendentales para que el equipo de Chus Mateo se impusiese al Barcelona en otro Clásico del baloncesto español.
El Real Madrid hizo bueno el papel de favorito que le perseguía en Málaga y cumplió con los pronósticos en el Martín Carpena. Le costó mucho alzarse con un título que se le había resistido durante las últimas tres ediciones, pero gracias al ímpetu de Poirier y Campazzo las cosas salieron complemente rodadas.
Vincent Poirier se convirtió en la gran referencia del Real Madrid en el juego interior. El pívot francés asumió los galones en ataque ante la falta de rodaje de Tavares y no le quemó el balón en ningún momento. Realizó un partido prácticamente perfecto y borró por completo a sus rivales cuando él se encontraba en la pista. Fue el mejor en la final, con 32 puntos de valoración. Palabras mayores para un jugador que se encuentra en un momento dulce.
Facundo Campazzo, por su parte, volvió a marcar los tempos del equipo y guió desde la dirección al Real Madrid a una nueva victoria. Asentado como uno de los mejores bases del continente, el argentino dio un nuevo clínic sobre la pista del Martín Carpena. Fue el máximo anotador de los blancos y, con él, el equipo de Chus Mateo siempre tuvo números positivos. Con un +11 con él en el quinteto, apareció en los minutos finales para dar la estocada decisiva. Además, se proclamó MVP del torneo.
Sobre ellos, recayó gran parte del peso del Real Madrid y frente al Barcelona dieron una auténtica lección de cómo se juegan las finales. Con el ADN ganador del conjunto blanco, llevaron a los suyos a otro incontestable triunfo.
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Poirier, un gigante imparable
Si hubo un nombre propio en la final ese fue el de Vicent Poirier. El galo se agigantó y fue capaz de dejar en intrascendentes a dos jugadores de la talla de Jan Vesely, que acabó eliminado por faltas, y de Willy Hernangómez, la estrella culé en las semifinales. Ambos habían realizado actuaciones importantes en la Copa del Rey, pero quedaron eclipsados por el talento del interior madridista.
No le pesaron los galones ante un convaleciente Walter Tavares. El pívot caboverdiano siempre se había mostrado como un jugador diferencial, pero Poirier logró sustituirle con creces en pista. Siempre que estaba el francés en la pista, aportaba esa energía tan necesaria en un partido de estas características.
Fue el quinto jugador con más minutos del Real Madrid, pero se convirtió en una auténtica pesadilla para todos sus rivales en cada instante que pasaba en la cancha. Sacó varias faltas y se dedicó a machacar una y otra vez el aro culé. Se marchó hasta los 17 puntos y terminó con 32 de valoración, pero su influencia fue mucho más allá.
No falló ni un solo intento a canasta en tiros de dos. Se marchó hasta el 7 de 7 y anotó los tres tiros libres de los que dispuso. Una hoja de registros nunca antes vista en un partido de este calibre. Vincent Poirier superó la mejor marca, en posesión de Juanma López Iturriaga (1985) y Walter Tavares (2020). Una noche para los libros de historia que acompañó con 8 rebotes, tres recuperaciones, dos tapones y ningún balón perdido. Alcanzó el sobresaliente en una noche para la gloria.
Para más inri, Poirier se despide de la Copa del Rey con una hoja inmaculada en cuanto a tiros se refiere. El pívot francés ha anotado los 12 lanzamientos que ha dispuesto en este torneo: 2/2 en los cuartos; 3/3 en las semifinales, incluyendo un triple; y 7/7 en la finalísima. Además, también superó los dobles dígitos en valoración en todos los partidos del torneo. Poco más se le puede pedir.
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Campazzo, el timón de los blancos
Pocos hombres son tan decisivos y tan regulares como Facundo Campazzo. El cordobés ha sido, como una de tantas veces, el jugador que más ha dotado de sentido al Real Madrid. Su tranquilidad y su excelso manejo del balón en los momentos claves han sido cruciales a lo largo de toda la Copa del Rey.
Ese magnífico desempeño en Málaga le ha servido para llevarse el MVP de la Copa. Un reconocimiento a su trabajo partido tras partido. En la final acabó con 18 puntos, máximo anotador de los suyos, y cinco asistencias, una estadística que siempre florece con él.
Sin embargo, su influencia va más allá de la final. En los cuartos frente a UCAM Murcia acabó con 16 puntos, líder en ese aspecto, y 25 de valoración. Contra Valencia Basket en las semifinales logró 10 puntos y 9 asistencias para alcanzar los 22 créditos de valoración, curiosamente los mismos que Poirier.
Unos números que le han valido para ser el jugador más valorado del torneo y que demuestran, una vez más, que Campazzo es un seguro de vida para el Real Madrid. El argentino, fiel a su espíritu patrio, no se achica nunca en los grandes partidos y da siempre la cara.
Tanto la suya, como la de Poirier, han sido dos actuaciones soberbias sobre la que se ha cimentado el triunfo del Real Madrid en la Copa del Rey. El conjunto blanco, que acumulaba hasta tres ediciones sin vencer, ha vuelto con la buchaca llena de Málaga y, en gran parte, es gracias al menudo base y al notorio pívot. Dos jugadores que todavía tienen mucho que decir en los siguientes éxitos de la entidad merengue.