Final épica la que han disputado el Real Madrid y el Inter Milán en el torneo de La Liga Promises. El conjunto blanco estuvo gran parte del encuentro por debajo en el marcador, pero en el último minuto logró empatar por medio de Jacobo. De esta manera, la locura se desataba sobre el terreno de juego y en el banquillo del conjunto merengue, viendo como aun tenían tiempo por delante para conquistar el trofeo.

Dicho tanto iba a tener su origen en una falta situada en el lateral del área en el minuto 39 de juego. Tras poner el balón en juego con un pase raso hacia atrás, el disparo del receptor se topó con la defensa del Inter, pero el rechace le favoreció y lanzó un balón muy bombeado a la portería rival. El esférico se envenenó de tal manera que el portero solo pudo ver como daba en el larguero y le quedaba franco a Jacobo, para marcar a placer con la portería vacía.

Tras conseguir forzar el tiempo reglamentario de la prórroga, ambos bandos fueron incapaces de volver a asediar el marco rival y dejaron todo por decidir en la tanda de penaltis. El propio Jacobo empezaba fallando por parte de los madridistas, pero el guardameta merengue se iba a vestir de héroe salvando la réplica y otro lanzamiento más. Todo ello, sumado a los otros dos lanzamientos acertados por parte del Infantil B, hacía al Real Madrid digno merecedor del trofeo de La Liga Promises de 2018.

Un triunfo merecido

Una vez completada la hazaña con éxito, la emoción se apoderó de los canteranos del equipo blanco y las lágrimas empezaron a caer en la mayoría de sus rostros como signo de inmensa felicidad. Llegado el momento, levantaron el trofeo y veían recompensado todo el esfuerzo realizado durante estos días, siendo Juanjo Crespo el artífice de este éxito como entrenador de unos jugadores que son muy jóvenes, pero que pueden apuntar buenas maneras de cara a un futuro no muy lejano para ellos.

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