El protagonista que deja el partido de Youth League en el Alfredo Di Stefano de este miércoles es Óscar Aranda. Era la hora de comer cuando los juveniles del Shakhtar Donetsk saltaron al campo de Valdebebas y el Real Madrid gozó de la voracidad y el hambre de este joven extremo. Su habilidad le ha llevado a ser incuestionable para Raúl en el Castilla, pero él también quiere su Youth League. Ha puesto una piedra importante para conseguirlo.
La ganó precisamente formando parte del grupo que la leyenda del Real Madrid construyó en la temporada de la pandemia. Pero su generación es esta, la del 2002. Sus habilidades ofensivas son más que llamativas. Recuerda a esos extremos que bien podrían ser trascendentales en el área, pero cuya ambición le lleva a desplazarse hacia la banda y destruir a sus rivales desde el regate y la potencia que le caracterizan. Las comparaciones son odiosas, pero recuerda a la aparición de Jesé Rodríguez en la cantera merengue.
Este miércoles tuvo que sobreponerse a una primera parte en la que el equipo merengue en su conjunto tuvo más problemas de los deseados. El Shakhtar no había batido a este combinado por casualidad en Kiev, tienen individualidades más que interesantes y en global se conforman como un bloque fuerte. Es por lo que los de Hernán Pérez tuvieron que hacer un ejercicio de resiliencia para darle la vuelta al encuentro.
Para ello aparecieron los mediapuntas que están viviendo su gran momento esta temporada. Bruno Iglesias es un cerebro tremendo y sabe sacar lo mejor de sus jugadores. Peter Federico aglutina rivales, pero es que también los bate mediante un regate que está siendo la mejor noticia de la cantera en lo que va de año. En ese escenario, Aranda se hace gigante. Parte pegado a la cal, deja a un rival atrás, se va de otro y se planta un poco alejado de la frontal del área. Ahí sacar su gran cañón para ejecutar un disparo que bota en el momento exacto y evita que el guardameta del Shakhtar pueda alcanzar el balón.
Aranda es un jugador que rompe partidos así, radicalmente. Es ese tipo de futbolista que no pregunta, actúa. Quizá ese exceso de confianza en sí mismo le pasa factura en momentos determinantes, ya que todavía no está maduro y no tiene las cualidades en flor. En cualquier caso, bajo este atrevimiento este jugador deja intervenciones que dan la vuelta al mundo. Es este individualismo el que hace de él un jugador diferente. Si Peter es un jugador más de grupo, él es el picante que hace falta cuando el conjunto no puede.
Óscar Aranda es uno de los jugadores más prometedores de la cantera merengue. El extremo, que también puede hacer las veces de mediapunta e, incluso, de delantero centro ha destacado esta última temporada en el Juvenil A. El atacante de 19 años nacido en Granada que, precisamente, pasó por la cantera del conjunto nazarí antes de llegar al Real Madrid ya es una pieza fundamental del Castilla de Raúl González y está ante la temporada de su confirmación. Además, ya forma parte de la clientela de Jonathan Barnett, así que está en buenas manos para llevar su carrera a otro nivel.
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