El primer Clásico de la historia del fútbol femenino entre el Real Madrid y el Barcelona acabó en goleada. Las de David Aznar lo intentaron de forma brava, pero el partido se le hizo largo y no se pudo evitar el 0-4 final. Si alguien hizo todo lo que tuvo en sus manos para que el choque no acabase así fue Misa, la guardameta del cuadro blanco, que fue una de las buenas noticias que dejó este encuentro.
María Isabel Rodríguez (Las Palmas de Gran Canaria, 21 años), más conocida tanto en el equipo como en el fútbol profesional como Misa, puso sobre el césped del campo de Valdebebas todo su recital de paradas que tiene en su cuerpo. Aunque fue de más a menos, esas intervenciones de la primera parte dejaron un grato sabor entre los aficionados merengues.
Misa fue la gran culpable de que la goleada no fuera mayor. La portera que llegó este verano a la entidad merengue ha demostrado por qué se invirtió en su contratación. Aún así, la ventaja que supone que un equipo esté más hecho que el otro se fue notando con el paso de los minutos hasta el resultado final. Las culés habían tenido más partidos de pretemporada y, sobre todo, esa fase final de la Champions League femenina, que les permitió llegar más preparadas. Ante eso no pudo hacer nada la canaria.
Desde la primera jugada de las azulgranas quedó clara su calidad. Un saque de falta de Caroline Graham Hansen se fue envenenando y provocó que Misa tuviera que desviar el balón hacia el saque de esquina. Luego no pudo hacer nada por evitar el primer gol, pero, cuando se equilibró la contienda, volvió a hacer uso de sus excelentes reflejos. Una nueva intervención milagrosa ante un cabezazo de Jenni Hermoso volvía a poner en consideración su nivel.
Su partido en la segunda parte fue a menos, sobre todo a partir del gol que se metió ella misma en propia puerta. Una falta de entendimiento entre Misa y Peter Babbet tras impedir que Hansen pudiera poner el balón atrás, acabó con el balón golpeando en ambas y entrando en la portería blanca. También tocó el balón en el tercer gol, el de Lieke Martens, pero la estirada fue en vano y se vio perjudicada por el bote del balón. En el potente chut de Alexia Putellas no pudo hacer más que sonreír para la foto tras intentar alcanzar el disparo.
Sus inicios
Misa dejó a un lado la gimnasia rítmica, el primer deporte al que se dedicó, y empezó a jugar como delantera. Sí, como delantera. Porque la que ahora es nueva portera del Real Madrid Femenino empezó como atacante y no fue hasta años más tarde cuando probó suerte bajo los tres palos en el Yoñé de La Garita. Allí dio el salto al Femarguín, el mismo equipo del barrio que vio crecer a Valerón y David Silva, Arguineguín. El Atlético de Madrid se fijó en ella para suplir la baja de la entonces guardameta rojiblanca, Lola Gallardo.
Llegó a debutar en un partido de la Copa de la Reina frente al Málaga en el que tuvo una actuación estelar en la victoria por 4-2. Después llegaría su estreno en Liga y ya en abril de 2019 fue incluida entre las tres finalistas en su puesto para el premio Fútbol Draft. Con 20 años fichaba por el Deportivo de La Coruña y su temporada la llegó a situar en la órbita del Barça. Finalmente, cogió el teléfono al Real Madrid y ahora es la gran promesa de la portería blanca y de la selección española.
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