Marcos Llorente se había convertido en un seguro del centro del campo del Castilla, pero el canterano blanco quería más y sabía que tenía mucho más que dar. Para llegar al primer equipo, en muchas ocasiones tienes que emigrar a otro club para regresar al Santiago Bernabéu por la puerta grande. Y eso es lo que le está sucediendo al centrocampista. Marcos puso rumbo al Alavés donde ha demostrado que está hecho de otra pasta, que está preparado para triunfar en Primera a sus 22 años.
El joven medio ha logrado en poco más de medio año ganarse un sitio en el once titular de Pellegrino, quien confía plenamente en Llorente y no duda al ponerle a los mandos del equipo. Pero no solo eso, el Alavés ha logrado la machada y se ha colado en la final de la Copa del Rey. Una cita histórica para el equipo vitoriano que se medirá al todopoderoso Barça de Messi el próximo 27 de mayo, y en la que buena parte de las opciones de los vascos pasará por las botas del mirlo madridista.
Llorente es una realidad, en el campeonato doméstico se ha convertido en un referente en la faceta como recuperador, algo que no ha pasado desapercibido en el Real Madrid. Zinedine Zidane sigue de cerca los pasos agigantados de Marco, quien regresará al Bernabéu la próxima temporada para convertirse en el esperado mediocentro que doble posición con Casemiro. El centrocampista brasileño deberá dar el resto si no quiere que Marcos Llorente no solo sea su alternativa en el once, sino que le gane el puesto para compartir medular con Kroos y Modric.
ADN MADRIDISTA
No hay que olvidar que 'de casta le viene al galgo'. Hijo de Paco Llorente, nieto de Grosso y sobrino-nieto de Paco Gento, la sangre vikinga corre por sus venas, un ADN blanco que unido a su incuestionable calidad le convierten en el futuro del Real Madrid, llamado a marcar una época en el club de su vida.