Real Madrid y Nápoles se enfrentan en la ida de los octavos de la Champions. El conjunto italiano viaja a Madrid con el objetivo de lograr un resultado positivo que deje todo abierto para la vuelta en Italia, donde confían en crear un infierno que pueda superar al club blanco. Es por ello que el Madrid quiere que sus aficionados estén desde el primer minuto animando para tratar de amilanar a un Nápoles que llega con una racha de 18 partidos sin perder.
La consigna del equipo es clara: quieren lograr el mejor resultado posible en el Bernabéu porque saben lo que les espera en San Paolo. De ahí que saldrán a morder desde el inicio, luchando por cada balón y mordiendo desde el portero hasta el delantero. Quieren meter presión al partido, que sufra un Nápoles inexperto en Europa y al que se le puede hacer muy grande el ambiente del Bernabéu.
Ese ambiente es el que todos los jugadores esperan del Bernabéu. El estadio de las grandes citas, el que acompaña al equipo desde su llegada con el autobús hasta el pitido final del árbitro. Saben que con ese apoyo va a ser muy complicado que el Nápoles saque algo positivo de su visita a Madrid y además supone un extra de fuerza para el equipo, que se sabe casi invencible con el calor de su público.