El Real Madrid y el Valencia se miden este miércoles para disputar el partido aplazado que debió jugarse en diciembre, pero que el Mundial de Clubes impidió hacerlo. En este tiempo, el conjunto blanco no ha cambiado demasiado, ya que sigue siendo líder de la clasificación y en Champions pelea por pasar a octavos. Sin embargo, los chés no son el mismo equipo que vivía una crisis total hace unos meses.
Si bien la situación del Valencia no es todo lo buena que quisieran, desde la llegada de Voro su equipo da síntomas de ligera mejora. La marcha de Prandelli era la gota que colmaba el vaso en un club que iba a la deriva. Sin embargo, el actual entrenador ha conseguido calmar las aguas y dar cierta tranquilidad en la entidad y los resultados, sin ser buenos, son algo mejores.
De hecho, desde que Voro cogiera al equipo en el primer partido del año, el Valencia solo ha perdido dos partidos en la competición doméstica, ante el Éibar y Las Palmas. En los cinco encuentros restantes suma tres victorias y dos empates. En cambio, a finales de diciembre, la situación era bien diferente. Acabaron el año acumulando ocho jornadas sin ganar. Ante el Sporting de Gijón en octubre se había producido su último triunfo.
Las visitas del Real Madrid a Mestalla siempre son calientes. Sin embargo, la situación del Valencia hasta diciembre parecía que podía facilitar las cosas a los de Zidane. Pero nada más lejos. Los chés dan síntomas de mejora y, la última victoria ante el Athletic de Bilbao, les da más moral para afrontar este partido, aunque poca motivación necesitan a la hora de enfrentarse al Real Madrid.