La final de Cardiff está siendo un auténtico dolor de cabeza en cuestión de logística. La ciudad se queda pequeña para un evento de tales características y los problemas no hacen más que aumentar. La búsqueda de alojamiento era una odisea desde que se supo los finalistas, algo a lo que se ha ido sumando el problema del transporte, la seguridad con los atentados de Manchester y la llegada hasta la capital galesa en avión.
Los aficionados merengues tienen más problemas que los de la Juventus para llegar hasta Cardiff. Los italianos, en su condición de locales, tienen el privilegio de poder aterrizar directamente en el aeropuerto de la capital. Los aviones madridistas han sido desplazados a Bristol o Birmingham, a una hora y media del estadio. Y es que el espacio aéreo de Cardiff no da para poder albergar tantos vuelos. Incluso los jugadores de ambos equipos están teniendo problemas para trasladar a sus familiares en vuelos chárter como suelen hacer en estas ocasiones.
Los aviones incluso están siendo desviados a Londres, lo que supone un traslado de tres horas hasta llegar a Cardiff. Estos problemas aéreos se suman a los de alojamiento, dado que es casi imposible encontrar algo medianamente aceptable económicamente. Se esperan 170.000 visitantes en una ciudad de 325.000, por lo que parece una auténtica locura poder albergar más de la mitad de su propio censo.
Además, la seguridad extrema debido a los atentados será también una incomodidad a la hora de moverse por Cardiff, aunque resulta necesario visto el nivel de alerta en el que se encuentra Reino Unido. La final está siendo una odisea para los aficionados, pero la recompensa de una Champions bien lo vale.
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