ENZO SIGUE EL LEGADO DE SU PADRE

"Creo que tengo una foto de cuando era bebé que yo dormía con una pelota. Yo iba con la pelota a todos los lugares. Mirando la tele, yo me sentaba con la pelota girándola sobre un dedo. La pelota iba conmigo a todos los lugares. Y hoy Enzo hace lo mismo. Enzo saca la pelota si nos vamos de cumpleaños y él: "Papá, ¿me puedo llevar la pelota?". Buenísimo eso".

SU PASIÓN EMPEZÓ DE PEQUEÑO

"Mi pasión por el fútbol creo que empezó muy temprano, porque mi abuelo jugó a la pelota también. Mi tío, Delano también jugó en el profesional del Flamengo. Un día, había un club llamado Guanabara, en Botafogo. Y entonces, unas personas que conocía allí donde vivía, sabían que había una cancha de fútbol. Entonces mi madre me llevó al Guanabara con cuatro años más o menos. Era una cancha pequeña, de cemento. Y mi abuelo acompañó a mi madre y a mí, para ver el entrenamiento. Me lanzaba al suelo sin problemas. Pienso que mi pasión por el fútbol empezó con eso, por tener ganas de jugar.

SU PRIMERA VEZ

"En Botafogo jugábamos en un campo de tierra. Allí jugaban los grandes, y yo quería, pero no me dejaban porque era muy pequeño. Hasta que un día me dejaron, entonces hice yo la fiesta, les hice caño y sombrero".

NO LE GUSTABA ESTUDIAR

"Yo hacía muchas tonterías, yo siempre era expulsado de clase. Tenía que estudiar unas horas y no me gustaba. Mi padre y mi madre me obligaban. Mi abuelo me decía: "Hay que estudiar pero también jugar al fútbol"".

SUS HORARIOS EN LOS INICIOS

"Yo estudiaba por la mañana, tuve que cambiar para la tarde, salía a las 6:30 de casa. Cuando estaba en futsal yo podía estudiar, porque estudiaba por la mañana, dormía por la tarde y entrenaba por la noche al futsal en el Fluminense".

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