No sabe lo que es perder una Champions vestido de blanco. Aquel jugador desconocido que llegó, de la mano de José Mourinho, a la capital de España se ha convertido, seis temporadas después, en un estandarte de un equipo hegemónico. Un pilar de esa dinastía, que, avalada por su éxito en la máxima competición continental, quedará grabada para siempre en la historia del fútbol.

Su figura es transcendental en el Real Madrid. En una equipo de ensueño, plagado de superdotados con el balón en los pies, Carlos Henrique Casemiro se ha convertido en el complemento perfecto. Lejos de florituras y demás estridencias, el brasileño lleva el pragmatismo por bandera. Su función es clara: dar equilibrio defensivo, destruir y hacer coberturas a un centro del campo en el que Kroos y Modric danzan a su antojo. Y lo hace a la perfección. El Madrid, así lo siente.

Casemiro junto a Modric y Kroos tras ganar La Decimotercera

SU ASCENSO, PASO A PASO

Ascendió al primer equipo en la temporada 2013/2014, una vez la entidad hizo efectiva la opción de compra que tenía por él. En su primer año, disputó tan solo 154 minutos en la máxima competición continental. Pocos, pero suficientes para demostrar que estaba capacitado. Dortmund fue testigo de una exhibición defensiva, que libró al Madrid de una debacle. Comenzaba a escribir su historia en la Champions. Desde entonces no ha hecho más que ganar, siempre que ha militado en el cuadro merengue. Pasó un año de Erasmus en Oporto y el rey de Europa le echó de menos. Las lesiones en el centro del campo durante el tramo final de temporada evocaron su figura en varias ocasiones. 

CRECIMIENTO, EN IMPORTANCIA Y EN GOLES

Una temporada después, en la 2015/2016, Casemiro volvió a vestir de blanco y comenzó a tener un papel fundamental. Titular indiscutible en los días de la verdad, disputó 925 minutos, jugó la final de titular y ayudó al Madrid a alcanzar la gloria, una vez más, contra el Atlético de Madrid. El curso 2016/2017 fue el de su confirmación. No solo en el once, sino también como goleador en las grandes citas. Anotó dos goles en Champions -seis en todo el año-, uno de ellos en la final, jugó 827 minutos y volvió a ser titular en la final de Cardiff. Ya era una realidad. Más recientemente, hace menos de una semana se proclamó campeón de Europa por cuarta vez en su carrera. El cúlmen perfecto a su mejor campaña como madridista, en la cual ha logrado ver puerta en 7 ocasiones, una de ellas en Europa, frente al PSG, y ha disputado 944 minutos.

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