El Real Madrid venció al Celta de Vigo en la duodécima jornada de Liga disputada en Balaídos en un partido que terminó con el resultado de 2-4. El equipo de Santiago Solari se repuso a los problemas de lesiones y venció en un difícil encuentro. Benzema hizo el primero y forzó el segundo, el tercero lo marcó el capitán de penalti y el cuarto fue de Dani Ceballos.
Una de las imágenes del partido es la sangre fría del Sergio Ramos. El central sevillano continúa mostrado su maestría desde los once metros. El capitán del Real Madrid fue el encargado de lanzar el penalti de Juncà sobre Odriozola, y no tuvo mejor idea que lanzarlo a lo Panenka, como ya hizo ante el Valladolid.
Ramos no dudó y cogió el balón decidido desde el momento en el que se señaló la infracción, y, a pesar de que todo el mundo esperase que cambiase el modo de lanzar el penalti, el capitán del Real Madrid aguantó hasta el último segundo y repitió la misma mecánica que ha convertido en una de sus señas de identidad.
Ramos se creció ante las adversidades en defensa
El equipo de Santiago Solari consiguió una victoria de mérito, consiguiendo reponerse de las lesiones en defensa que le han impedido realizar ningún cambio por decisión técnica, pues las tres sustituciones han sido obligadas. Primero Casemiro se hizo daño en su tobillo y dejó el campo para que entrara Ceballos.
Depués el canterano Reguilón se vio obligado a abandonar el terreno de juego para que entrara el jugador del Castilla Javi Sánchez, que ya ha disputado tres partidos con la primera plantilla, todos desde la llegada de Solari. Y por último la salida de Nacho dolorido de la rodilla dejando su sitio a Marco Asensio y obligando a Lucas Vázquez a colocarse como lateral izquierdo.
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