El Gran Palais de París se prepara para coronar esta noche a Luka Modric como el mejor futbolista del mundo. El Balón de Oro, el galardón con mayor reconocimiento de todo el planeta, será para el '10'. El culmen de la historia de un pequeño genio que tuvo que huir de la Guerra de los Balcanes y que encontró en la pelota su mayor aliado.
Junto a la Avenida de los Campos Elíseos, Modric cerrará su 2018 -a falta del Mundial de Clubes- con el último galardón que premiará su año, el mejor de toda su carrera. Hace poco menos de un año comenzó todo cuando recibía el Balón de Oro del Mundial de Clubes. Unos meses después repetiría con el del Mundial de Rusia, lo que le catapultó a todas las galas. Le siguieron el premio UEFA, el 'The Best' y el premio IFFHS, entre otros.
Ha sido el mejor y así se lo reconocen todos los galardones. Solo los Globe Soccer Awards han caído en la trampa de la campaña antiModric que se ha vivido en los últimos meses, desde el comienzo de la temporada. Ganó la Champions y llegó a la final del Mundial con Croacia. Su mérito reside en ser el cerebro del mejor Real Madrid del fútbol moderno y liderar una selección 'pequeña' hasta la gran final de Moscú.
Un premio hecho por y para depredadores del gol y jugadores de una talla diferente a la de Modric, este año se premia a un jugador alejado del área. El último fue Kaká, en 2008, aunque el brasileño siempre actuó más en la mediapunta. Este año se reconoce a un jugador con un talento único, cuya misión es la de fabricar. Esa sin la que a los que finalizan les costaría mucho más hacer lo suyo. Pero Modric es más que eso. También es un ejemplo de Fair Play y un líder dentro y fuera del campo sin hacer nunca ruido.
Una candidatura con peso por sí sola
A Modric no le ha hecho falta sentarse en platós de televisión para reforzar su candidatura, ni reivindicaciones. El reconocimiento le ha llegado solo, procedente de sus compañeros, sus rivales, expertos, etc. En una Francia muy sesgada sin un líder claro (Griezmann, Mbappé, Varane, etc.), el Balón de Oro irá para un jugador que hizo también cosas muy grandes en el Mundial pero que, además, levantó por tercer año consecutiva la Champions League y eso siempre pesa.
El premio de Modric toma un valor doble teniendo en cuenta que pone fin al duopolio de Cristiano y Messi. Durante una década han dominado incontestablemente los premios, pero algún día se tenía que acabar. En las quinielas todos apuntaban hacia los Neymar, Bale o James durante los últimos cursos. Pero Modric ha demostrado que el fútbol a veces no es cuestión de edades y que con 32 o 33 años se puede jugar como nunca y seguir ganando como siempre, porque esa es la trayectoria que lleva siguiendo desde que en 2012 fichara por el Real Madrid.
Las leyendas merecen ser reconocidas como tal
Este Balón de Oro no atiende a desacreditaciones. Modric se lo merece y sería un sacrilegio que un jugador de su talla pasara a la lista de los Raúl, Del Piero, Iniesta o Totti, leyendas que nunca fueron reconocidas como tal, al menos en el punto más alto de sus carreras. Y Modric es una leyenda y se echará mucho de menos su fútbol el día que no esté. Mejor tarde que nunca diría alguno, pero para Modric no es tarde, es su momento. Ese en el que el Real Madrid arropará al '10' que acabó con la dichosa maldición del dorsal en el club blanco. El '10' que solo los mejores del mundo saben llevar.
[Más información: El Santiago Bernabéu lo tiene claro: "Lukita, Balón de Oro"]
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