Despedido el 2018, el Real Madrid comienza un nuevo año del que espera que, al menos, sea tan bueno como el anterior. Parece difícil igualar lo logrado en los últimos doce meses, pero se ha convertido casi en una tradición anual para el conjunto blanco luchar contra la historia y hacer más grande temporada tras temporada su leyenda. Con tres Champions, tres Mundiales, varios títulos más y un sinfín de premios individuales en los últimos años, cuesta pensar que le queda algún reto a este equipo, pero así es.
La Champions: la cuarta seguida y en el Wanda
El hambre del Real Madrid es insaciable. Tres Champions consecutivas es algo que hasta ahora no había conseguido nadie, pero el vestuario blanco no se conforma. Quiere ser el primer en ganar cuatro y cinco y seis... todas las que vengan. Porque así es el Madrid y no le vale ganar la Orejona, que al año siguiente la exigencia será la misma. Esta temporada muchos le han dado ya por muerto, quizás precipitadamente o quizás no, ya verá a final de temporada. La realidad es que está en octavos, donde se medirá al Ajax, y solo por la experiencia de sus jugadores tiene que estar entre los tres grandes favoritos al título. Si a eso se le suma que la final se jugará en el Wanda, por motivación no será.
La Copa que no pudo ganar Zidane
El Real Madrid quiere la Champions, pero también se mantiene con vida en las otras dos grandes competiciones. La Copa del Rey se ha convertido casi en una obligación, ya que no se gana desde 2014. Desde entonces, el equipo y la afición han sufrido varios varapalos siendo el último de ellos contra el Leganés en los cuartos de final. El Madrid se reencuentra con el club pepinero, ahora en octavos, y hay sed de venganza. Fue el título que le faltó a Zidane en el banquillo.
Remontar La Liga al Barcelona
La Liga, aquella competición que se convirtió en una utopía la temporada pasada, sigue estando ahí. A estas alturas, en la 2017/2018, el Madrid se despedía del título. Del Barça le separaban 14 puntos (con un partido menos) al empezar el año, mientras que ahora son 8 (también con un partido menos). Una diferencia menor que, si sigue siendo algo abultada, puede ser remontable, teniendo en cuenta que el conjunto azulgrana está siendo también muy irregular este curso.
Consolidar el proyecto Solari
Pero no solo son títulos lo que el Real Madrid tiene como retos en 2019. Para empezar, es un año en el que hay que consolidar a Solari en el banquillo. Tras el fracaso de la era Julen, el argentino tomó los mandos y le ha ido mucho mejor que a su predecesor. Sin embargo, y pese a tener contrato hasta 2021, su puesto se pondrá a juicio a final de temporada. Es esencial que ganar algún título más, aunque de momento ya ha cumplido con lo que le ha tocado, ganando el Mundial de Clubes. La sombra de Zidane es muy alargada, pero Solari quiere construir su propio legado como técnico blanco.
La sombra de Cristiano y los casos Isco y Asensio
El proyecto de Solari se apoya en jugadores como Bale, Benzema, Isco o Asensio que deben hacer olvidar la figura de leyenda de Cristiano Ronaldo. Preocupa el caso de estos dos últimos que van en caída libre desde hace meses. Recuperarles será esencial en este nuevo año, si no saben que se exponen a ser sacrificados como parte una revolución veraniega en el vestuario del Madrid. Su continuidad está en juego y seguir en el Madrid pasa por un cambio. La presión para ellos aumenta y es que los más jóvenes vienen pisando fuerte.
Juventud al poder
Esa es una de las claves que debe asentar Solari y es que su apuesta (como la del club) por los jóvenes está siendo muy fuerte. Una fórmula arriesgada, pero de la que pueden salir muchos frutos. De momento, Vinicius ya ha marcado el camino de los que vendrán en los próximos meses: Brahim Díaz, Palacios y Rodrygo. Un cambio generacional que ya se va moldeando.
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