Ya se ha hecho oficial el fichaje de Kevin-Prince Boateng por el Barcelona. El club culé sigue muy activo en este mercado de invierno, y sorprendía este lunes confirmando la llegada del  futbolista ghanés, ya que su nombre no estaba en un principio entre los delanteros demandados por el club blaugrana, pero finalmente se han decantado por él por delante de Carlos Vela o Álvaro Morata.

Tras confirmarse el traspaso, el Barça compartía en su perfil oficial de Twitter que con el fichaje del ex del Sassuolo, equipo del que llega cedido, ya son trece el número de distintas nacionalidades que conviven en el vestuario culé.

Esto es sin duda, algo que choca con los principios por los que presuntamente se rige la entidad. El orgullo de La Masía de la que el equipo presume cada temporada, parece estar quedando ahora en un segundo plano.

El club decide, una vez más, apostar por futbolistas extranjeros, de otros equipos o ligas, en vez de tirar de cantera. La fábrica de futuros talentos de Barcelona parece estar ahora parada, y lo que fue en su día un argumento de distinción lanzado desde el Camp Nou respecto al resto de clubes españoles, no tendría ninguna validez actualmente si se atiende a los últimos jugadores que se han sumado al primer equipo.

La Masía ya no cuenta

En los últimos años han salido muy pocos futbolistas de La Masía. Desde que Munir despuntó, ningún otro canterano ha tenido suerte en el Barça, o por lo menos no les han dado la oportunidad de demostrarlo. Figuras como Aleñá, apenas están teniendo minutos.

Ahora, con la salida del delantero rumbo a Sevilla, los blaugranas apuesta otra vez por buscar un recambio fuera de casa. Valverde no cuenta con la cantera, claros ejemplos son los casos de Riqui Puig y de Chumi, que llevan varios meses a las puertas del primer equipo sin poder hacerse un hueco en el esquema del técnico. Las jóvenes promesas culés  lo van a tener difícil para llegar a lo más alto en su equipo, ya que parece que La Masía ha pasado a un segundo plano.

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