El VAR volvió a ser determinante para el Barcelona. Los culés se apoyaron en un nuevo favor arbitral con el visto bueno de la tecnología. Los de Valverde pasaron por encima del Sevilla para alcanzar las semis, sí, pero todo empezó con un inexistente penalti sobre Messi que dio alas a los culés nada más comenzar el partido. Esta acción ha sido la última de una lista de favores al Barça que ni la introducción del videoarbitraje esta temporada han frenado.
Todo comenzó en la jornada 2. El Barça visitaba el José Zorrilla y rozaba la victoria por la mínima hasta que el Valladolid empató sobre la bocina. La euforia estalló hasta que el árbitro echó el freno y anuló el gol por fuera de juego. La repetición dejaba dudas, pero parecía que el gol era ilegal, sin embargo, se demostraría que aquella línea de fuera de juego estaba mal tirada y el tanto de Keko debió subir al marcador.
Aquel fue el primero de los favores hacia el Barça que se extenderían a partidos cruciales como El Clásico o el choque contra el Atlético. Frente al Real Madrid, con 1-0 en el marcador a favor de los culés, el colegiado pitó penalti de Varane sobre Suárez que no era ya que fue el uruguayo quien se interpuso en el camino del central blanco. Contra el Atleti, el fallo arbitral sería más clamoroso y es que no se señaló una clara mano de Arturo Vidal dentro del área que hubiera sido penalti.
El VAR salva de más de un apuro al Barça
El partido que más imágenes polémicas fue contra el Villarreal. Dos agresiones de Piqué y Busquets a Gerard Moreno y Fornals, respectivamente, y, además, el primer tanto no tuvo que subir al marcador ya que Dembélé, quien dio la asistencia a Piqué, estaba en fuera de juego cuando recibió el pase antes de poner el centro. Otro partido que estuvo lleno de polémica fue contra el Getafe y es que los azuzones reclamaron un gol mal anulado y un penalti no pitado cometido, otra vez, por Arturo Vidal.
El colmo, que acabó por desbordar la paciencia del Real Madrid y otros clubes de la competición, llegó frente al Leganés. El Barça sufría con 1-1 en el marcador y el partido entraba en los últimos veinte minutos, fue entonces cuando Luis Suárez metió la pierna para empujar un balón no sin antes llevarse por delante a Cuéllar, guardameta rival. Las imágenes no dejaban lugar a dudas, ya que el uruguayo golpeó con su rodilla la cara del portero e incluso sus guantes. Pero el gol subió al marcador.
Las dos últimas polémicas se han vivido en los últimos cuatro días. Frente al Girona, cuando el Barça iba 0-1 por delante, el árbitro se tragó un claro penalti de Jordi Alba sobre Stuani. El lateral culé agarró al uruguayo hasta tirarlo al suelo, pero la acción no fue sancionada. Frente al Sevilla llegó la hecatombe y se rompió la barrera de, nada más y nada menos, diez favores al Barça. El nuevo error del VAR no pudo ser más clamoroso. Messi en el área se dispuso a rematar un balón a puerta, ante la oposición de Promes, el argentino, que ni toca la pierna del rival, golpea su pie contra el suelo lo que le hace caer. Nadie se creyó cuando el colegiado se llevó el silbato a la boca. Fue el comienzo de la remontada del Barça que quedó manchada por esta acción ilegal.
El VAR, que llegó para acabar con las injusticias en el fútbol, no ha hecho más que potenciar la diferencia de trato hacia el Barcelona y el resto de equipos. El Real Madrid, sin ir más lejos, se ha visto perjudicado en acciones claras como el penalti de Rulli a Vinicius no pitado y el gol en fuera de juego de Canales. El club blanco ya sabe que tiene un nuevo rival contra el que competir: el Barcelona, los árbitros y ahora el VAR.
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