El Real Madrid mostró en el Camp Nou una versión muy diferente a la vista en la ida de La Liga. Del 5-1 al 1-1 de este miércoles ha habido un cambio radical de la mano de Solari. El conjunto blanco fue capaz de mirar de tú a tú al Barcelona y se fue con sabor agridulce por el resultado final. Esto era impensable hace meses y se vio suscitado por varias claves que definieron El Clásico.
El Madrid cobró ventaja pronto
Había sed de venganza entre la plantilla blanca y el Madrid salió a por todas. Las ganas con las que empezaron el partido los de Solari tuvo premio en forma de gol a los seis minutos. El ímpetu merengue sorprendió a la zaga culé y en una gran jugada de Vinicius, Benzema y Lucas Vázquez este último empujó el balón al fondo de la portería. Dicho sea de paso, la sintonía entre estos tres es perfecta.
El tempranero gol blanco no tiene nada que ver con lo que se vivió en la ida de La Liga, ocurriendo lo contrario. Frente a Lopetegui, el Barcelona fue el que se adelantó en apenas once minutos, además, por aquella época el Madrid sufría y mucho durante los minutos iniciales. El equipo ya ha aprendido a salir enchufado desde el principio y así se vio en Copa.
Vinicius para buscar portería
De aquel Madrid también se recuerda la poca pegada que tenía. Muy lejos quedan aquellas más de ocho horas que se tiraron sin marcar de forma seguida los blancos. Algo ha cambiado y tiene nombre y apellidos Vinicius Júnior. El brasileño mueve al equipo hacia la portería, lo intenta las veces que haga falta y no desiste nunca. En su primer Clásico dejo su impronta aunque no marcara.
Si es cierto que en el partido de este miércoles se pueden discutir la toma de decisiones de Vinicius en algunas jugadas. El brasileño perdonó, pero a sus 18 años es entendible que su criterio no sea del todo acertado siempre. Pero es muy a tener en cuenta la agresividad de la que ha dotado al ataque blanco, que antes de Vinicius ni lo intentaba.
Dominio del centro del campo
Hace unos años el Barcelona era el equipo que marcaba el ritmo del partido Clásico tras Clásico, pero el ciclo ha cambiado. En el Camp Nou, el compás fue al ritmo que pusieron Modric, Kroos y Marcos Llorente. Sobre todo en la primera parte se vio a un Barcelona sufriendo sin balón. Busquets, Rakitic y Arthur se cansaron de ir tras él.
El centro del campo blanco estuvo bien equilibrado con Marcos Llorente de enganche atrás, dando más libertad a sus compañeros para que se sumaran al ataque. Sin ser un partido sobresaliente de ninguno de ellos -el que más cerca estuvo fue Llorente- dominaron a los culés.
La fortaleza de Ramos y Varane
Las defensas fueron protagonistas en El Clásico. Piqué y Lenglet lo fueron del lado azulgrana, pero también Ramos y Varane. El capitán estuvo muy bien, salvó su fallo en el gol de Malcom. Aún así, se le vio seguro y estuvo acertado en sus coberturas a la banda de Marcelo. Varane fue más allá y dominó tanto a ras de suelo, como por arriba siendo una auténtica pesadilla para Luis Suárez.
Este Madrid sabe sufrir
El Real Madrid mereció más premio en El Clásico porque, haciendo un balance, fue el equipo que más dominó en el global. La primera parte fue suya salvo los últimos minutos antes del descanso y en la segunda se subo reponer cuando el Barcelona más apretó. Con la entrada de Messi muchos se temían lo peor ya con 1-1 en el marcador, pero el equipo le supo dar la vuelta y rozó el gol de la victoria en más de una ocasión en los minutos finales del partido.
[Más información: El Madrid enseña los dientes ante el Barça y mantiene vivo el sueño de la Copa del Rey]
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