Isco y el nuevo entrenador: de la esperanza de Zidane a la incógnita de Mourinho
El malagueño ha pasado completamente desapercibido con Solari, pero la llegada de un nuevo técnico podría darle una vuelta a su situación.
7 marzo, 2019 12:07Noticias relacionadas
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Dentro de la mala temporada que ha firmado el Real Madrid, eliminado de la Copa del Rey en semifinales y de la Champions League en octavos y sin apenas opciones para luchar por La Liga, un nombre ha destacado por encima de cualquier otro en lo que a polémica se refiere: Isco.
El mediapunta malagueño ha vivido una temporada para el olvido. La llegada de Julen Lopetegui al banquillo blanco el pasado verano prometía ser un aliciente para mostrar su mejor versión. No en vano, bajo las órdenes del técnico vasco se había convertido en la gran estrella de la selección española.
Sin embargo, el proyecto de Lopetegui no fue a buen puerto, y el 29 de octubre se hizo oficial su destitución. En su lugar llegó Santiago Solari, y ahí comenzó la pesadilla de Isco. El argentino le apartó por completo de las rotaciones. Una decisión justificada en parte por su mal momento de forma, pero que le acabó condenando al ostracismo.
No en vano, bajo las órdenes de Solari, el malagueño tan solo ha jugado 16 partidos, de los cuales partió como titular en únicamente tres. En esos 528 minutos firmó dos goles, ambos en el encuentro de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa ante el Melilla.
Sea como fuere, la situación de Isco es insostenible, e incluso ya se especula con una posible salida en verano, rumbo a la Juventus de Turín o al Manchester City. Sin embargo, el proyecto de Solari también ha fracasado, y esto abre una nueva puerta al español: la llegada de un nuevo técnico.
Cambio de rumbo
Resulta casi imposible pensar que Solari continúe al frente del Madrid mucho tiempo más. Su posible relevo ya está a debate entre dos opciones: Zinédine Zidane o José Mourinho. Con este cambio de entrenador, Isco tendría una nueva oportunidad para reivindicarse y mostrar todo el potencial que acumula en sus botas.
Especialmente beneficiosa para él sería la llegada de Zidane. Con el francés en el banquillo, Isco firmó sus mejores años como merengue desde su llegada en el verano de 2013 procedente del Málaga. En la temporada 2015/2016, la primera del francés en el banquillo, acumuló 43 partidos, marcando cinco goles y repartiendo diez asistencias.
No obstante, su papel por aquel entonces era el de jugador número 12, un suplente de lujo. Fue al año siguiente cuando comenzó a entrar en los onces iniciales. Si bien jugó un partido menos que en la anterior campaña, esto estuvo motivado por una desafortunada lesión de tobillo. En 42 encuentros firmó once goles y nueve asistencias.
Finalmente, en la temporada 2017/2018 se consolidó como titular casi indiscutible. Jugó 49 partidos, marcó nueve tantos y repartió diez pases de gol. Incluso partió de inicio en la final de la Champions League ante el Liverpool, la cual supuso la tercera 'Orejona' consecutiva para los merengues.
Zidane nunca rehuyó de alabar al malagueño, afirmando que quería que siguiera en el Madrid "toda la vida". Y es que el estilo de juego de Isco, basado en la calidad y el fino estilismo, encaja a la perfección en el fútbol planteado por el galo. No en vano, recuerda, salvando las distancias, en muchos aspectos al autor del gol decisivo de La Novena.
¿Y con Mourinho?
Pero si el elegido finalmente es Mourinho cambiaría de sobremanera. El portugués valora un aspecto por encima de cualquier otro: el trabajo. Darlo todo por el equipo, defender la camiseta hasta las últimas circunstancias y sacrificarse defensivamente.
Isco puede presumir de haber mostrado una buena actitud cuando la situación lo ha requerido, pero debería ponerse a tono físicamente si quiere gozar de alguna oportunidad bajo la dirección del luso.
Por otro lado, el esquema que 'The Special One' empleó en su etapa como entrenador blanco difería del tradicional 4-3-3. Se trataba de un 4-2-3-1 con un doble pivote defensivo y la presencia de un mediapunta para enlazar el juego combinativo.
Este contexto podría beneficiar a las mil maravillas a Isco, quien ha demostrado en más de ocasión que su mejor nivel lo ofrece jugando por detrás de un punta, y no de interior o como extremo. Con la llegada de Mou, el malagueño podría tomar el papel que en su día acaparó Mesut Özil.
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