El parón internacional está siendo una liberación para Gareth Bale. El delantero del Real Madrid vuelve a sonreír con su selección y ha soltado todo lo que llevaba dentro por su frustrada salida del club blanco este verano. Admitía en una entrevista que no jugaba feliz en este inicio de temporada y que se había sentido el "chivo expiatorio" por los malos resultados del curso pasado en el Madrid.
Bale sí es feliz en Gales y lo demostraba con un gol este viernes ante Azerbaiyán. Era otro Gareth al que se ha visto en las últimas semanas en el Madrid, al menos anímicamente. Bale ha empezado la temporada como un tiro, pero está dolido después de que el Madrid le buscara una salida y no acepta que fuera señalado como el gran culpable de lo que ocurrió la temporada.
También tiene razones para pensar que no cuenta con la confianza de Zidane. El técnico francés le mostraba la puerta de salida a final de la pasada temporada, pero las circunstancias han llevado la situación al punto de que ambos deberán compartir vestuario por lo menos hasta el verano que viene. Ni la Premier ni China, Bale se queda en el Madrid a las órdenes de Zidane.
Es difícil arrancar este cero después de lo que ha vivido Bale este verano. Nadie en el Madrid podía esperar en junio que el galés seguiría en la plantilla, pero el panorama cambió y se quiere asumir con naturalidad. Bale sigue siendo una estrella y en el club saben que puede ser un futbolista muy aprovechable como alternativa al fichaje fallido de Neymar. Se le ha tendido la mano.
Zidane apuesta por Bale
Bale también tiene el perdón de Zidane. El entrenador francés está dispuesto a recuperarle y así se ha visto en las tres primeras jornadas ligueras. Tres titularidades consecutivas por delante de otros futbolistas como Vinicius o Lucas Vázquez. En ausencia de Hazard, al que se espera que vuelva ante el Levante, ha sido el que se ha echado el equipo a las espaldas... pero sigue sin ser feliz.
Su desempeño en estas primeras jornadas ha sido impecable. Como él mismo ha dicho, se comporta como un profesional. Pero en los deportistas es muy importante el estado anímico y, en caso de los futbolistas, la confianza del equipo en el que está. En eso trabajan el Madrid y Zidane desde que entendieron que el galés seguiría un año más en Chamartín. Bale también tiene ganas de reivindicarse y eso le convierte en un arma muy peligrosa para los rivales del Madrid.