A pesar del inestable inicio de temporada que está experimentando el Real Madrid, los ambiciosos objetivos del club siguen intactos. El nuevo proyecto forjado en Concha Espina tiene como fin volver a reinar en Europa y devolver las tardes de gloria al Santiago Bernabéu.
Para cumplir este cometido el club encargo la dirección del nuevo proyecto a Zinedine Zidane. El técnico francés es una pieza clave, ya que se trata del único entrenador que ha conseguido levantar tres Champions consecutivas en la historia del fútbol mundial. Una incorporación galáctica que aterrizó en marzo en Concha Espina para reconducir un barco a la deriva.
En este inicio de temporada la situación no está siendo sencilla, ya que el conjunto blanco está siendo férreamente azotado por una plaga de lesiones que no cesa desde el inicio de temporada. Jugadores importantes como Marcelo, Modric o Hazard han estado en la enfermería, alejados de los terrenos de juego y sin poder ayudar al equipo. Algo que ha mermado el rendimiento de la plantilla.
A pesar de ello Zidane ha seguido trabajando por sentar las bases de su nuevo proyecto. Pilares que curiosamente coinciden con los que hicieron triunfador a su equipo en su anterior etapa. Aquella en la que campeonó por Europa con la bandera madridista como estandarte.
En la rueda de prensa previa al partido que los blancos disputarán este sábado contra el Granada, Zidane volvió a dejar claro una de sus máximas en su ideario: nada de intocables. El técnico no quiere egos ni vacas sagradas en su vestuario. Su objetivo es tener a toda la plantilla enchufada para que nadie se relaje y baje los brazos antes de tiempo.
"No hay nadie indiscutible. Somos 25 jugadores y contaré con los 25. Siempre. Desde el comienzo de temporada hasta el final. Lo tengo que decir con una sonrisa, porque es la verdad", espetaba Zidane ante los medios de comunicación con claridad y contundencia.
Equipo A y B
Esto ejemplifica el segundo pilar que quiere volver a cimentar: la 'unidad B'. Aquella emblemática terna de jugadores como Morata, James, Isco y compañía que sacaban las castañas del fuego al Real Madrid en los momentos más complicados. Algo que Zidane quiere reeditar con los Mendy, Jovic, Vinicius y Militao, entre otros.
Ambas bases tienen un núcleo, que es la gestión de vestarios. La mayor virtud de Zidane es la capacidad de lidiar con los futbolistas para exprimir al máximo sus mejores versiones. Una política en la que lleva trabajando desde que arrancó la pretemporada en Montreal (Canadá) a principios de verano.
Contra el Granada será otra prueba más de que nadie es insustituible. El técnico francés agitará la coctelera con el objetivo de dar oportunidades a nuevos jugadores y descanso a otros. Así se reflejó en una convocatoria en la que dejó fuera a futbolistas como Lucas Vázquez o Vinicius.
Esto ya sucedió sucediera en partidos como el de Osasuna o, incluso, en el derbi madrileño frente al Atlético de Simeone. Las alineaciones de Zidane siempre serán un enigma con plantillas tan amplias y de tan alto nivel como la del Real Madrid.
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