Christian Eriksen está a tiro del Real Madrid de cara al mercado de invierno. Como adelantó EL BERNABÉU, el jugador danés se ha convertido en una opción real para enero, motivado principalmente por la intención del Tottenham de encontrarle destino y así evitar que se marche gratis a partir de junio. En el club blanco ven con buenos ojos su fichaje, que podría rondar los 30 millones de euros.
Lo de Eriksen es una de esas opciones que no gusta dejar escapar en el Real Madrid. Por su calidad, contrastada tras cinco temporadas y media como en los Spurs, y por su precio, reducido drásticamente por la finalización de su contrato en tan solo cinco meses. Un fichaje del estilo de los de Thibaut Courtois y Eden Hazard. Ya en verano se puso su llegada sobre la mesa por un precio algo superior, pero Zidane lo rechazó.
Precisamente, el nombre de Zinedine Zidane es clave en todo este entramado. El técnico francés dijo 'no' a Eriksen en verano. No era el estilo de jugador que buscaba para su centro del campo y se enrocó en la contratación de Paul Pogba, quien finalmente no llegó. El del United sigue siendo el objetivo principal del técnico galo, pero en las oficinas del Santiago Bernabéu siguen viendo muy difícil que desde Manchester ahora sí se ceda y se permita la marcha de su estrella.
Con Pogba, en un principio, fuera de escena en el mercado de invierno, Eriksen gana enteros. En el Real Madrid creen que es necesario reforzar el equipo a mitad de temporada, aunque Zidane nunca ha sido partidario de este tipo de movimientos. Hasta ahora siempre ha sido reticente a firmar nuevos jugadores en la ventana de enero, como se vio durante las dos temporadas completas que estuvo al frente del equipo en los inviernos de 2017 y 2018.
El 'caso Kepa' en 2018
El caso más claro y que a todos les viene a la cabeza es el de Kepa Arrizabalaga. El portero vasco, entonces del Athletic, lo tenía hecho con el Real Madrid. Era una ganga de solo 20 millones de euros de cláusula y en el club le veían como el relevo ideal para un Keylor Navas que acabaría cediendo su puesto en favor de Courtois una temporada después. Zidane se negó y tiró abajo la operación. Tenía fe ciega en el portero tico y en su plantilla. No quería un portero a mitad de temporada (ni nadie en otro puesto) para no desestabilizar el hábitat del vestuario. Si tenía que morir, lo haría con los suyos.
Hay que reforzar el centro del campo
Esta temporada, sin embargo, las circunstancias son otras. El Madrid necesita reforzar su centro del campo. Lo intentó de todas las formas posibles en verano por Pogba y cumplir los deseos de su entrenador, hasta el punto de rechazar a Eriksen y Van de Beek, pero no pudo ser. Se quedó un hueco en una medular que, como se ha visto, puede llegar a quedarse corta en ciertos momentos de la temporada.
Casemiro y Kroos están al límite, Modric cada vez juega menos y Fede Valverde es la única alternativa real. Isco y James actúan más de mediapuntas que de centrocampistas propiamente dicho. Se ve a Eriksen como un sustituto de garantías para Luka y alguien que pueda aportar savia nueva a la medular.
Por eso el visto bueno de Zidane es más fácil en este caso que en el de enero de 2018 con Kepa. Eriksen no presiona, ya que él preferiría venir gratis en verano y llevarse así una prima por su fichaje. Aún así, el Madrid puede buscar una solución de urgencia para completar su plantilla (haría falta alguna salida por una cuestión de fichas) y con Pogba complicado y Van de Beek que ya ha dicho que no saldrá en invierno, todos los focos apuntan al danés del Tottenham.
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